Un vestido de la casa Yves Saint Laurent es la nueva obra invitada del Museo de Bellas Artes de Asturias

El diálogo entre moda y pintura llega a la pinacoteca asturiana de la mano del revolucionario Yves Saint Laurent

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Museo de Bellas Artes de Asturias ya tiene en marcha su nuevo Programa La Obra invitada protagonizado, en esta ocasión, por un hermoso diseño de la casa Yves Saint Laurent procedente del Museo del Traje de Madrid. Cuando se cumplen sesenta años del primer desfile de la maison Yves Saint Laurent, el Museo de Bellas Artes de Asturias se suma al homenaje que algunos de los principales museos franceses (Louvre, Centre Pompidou, Museo Picasso, Museo de Orsay, Museo de Arte Moderno de Paris y Museo Yves Saint Laurent) le han dedicado al genial creador a lo largo de 2022. A este respecto, la apuesta de la pinacoteca regional por Yves Saint Laurent no sólo pone de manifiesto su valía como uno de los creadores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX sino que, sobre todo, busca evidenciar la estrecha relación que unió al diseñador nacido en Orán con el arte y sus artistas a través del diálogo que se establece con algunos de los creadores de vanguardia presentes en la colección del museo regional.

Alfonso Palacio, director de la pinacoteca, nos cuenta en Mediodía COPE Asturias los pormenores de esta exposición

Desde que fuera nombrado sucesor de Christian Dior en 1958 hasta la década de 1980, momento en el que se amparó en los códigos de la elegancia y la distinción que él mismo había inventado, Yves Saint Laurent innovó constantemente, generando su propio lenguaje y convirtiéndose en uno de los grandes referentes de su tiempo. A él le debemos la introducción y consolidación de prendas como el traje pantalón y el esmoquin femenino, la túnica, el trench, la blusa transparente, el mono o la ya icónica sahariana. Al mismo tiempo que concebía piezas con las que cambió la forma de vestir de la mujer moderna, Saint Laurent también consiguió dinamitar los cimientos de la alta costura y, por extensión, inaugurar la era de la calle al lanzar su propia colección de prêt-à-porter. Una auténtica revolución que ha marcado el devenir de la moda y cuyo influjo llega hasta nuestros días.

Sin embargo, si por algo tiene cabida Yves Saint Laurent en el discurso museográfico de las bellas artes es, precisamente, por la influencia que el arte tuvo en su poética. Amante de los grandes maestros, reunió junto a su compañero Pierre Bergé una colección sobresaliente - entre la que se hallaban nombres como Ingres, Goya, Matisse, Brancusi, Giorgio de Chirico, Léger, Picasso, Luis Fernández y Mondrian, entre otros muchos -, de la cual bebió con conocimiento e inteligencia. No obstante, este aspecto no debe llevar a confusión: Saint Laurent no copiaba, sino que reinterpretaba, hacía citas, pero, sobre todo, creaba variaciones de aquello que le entusiasmaba, como su famoso vestido Mondrian.

A este respecto, la segunda mitad de los años sesenta estuvieron marcados por el pop art y la presencia de artistas como el ya citado Mondrian, Serguéi Poliakoff, Tom Wesselmann y sus siempre cercanos y colaboradores, los Lalanne. Sin olvidar, los vestidos africanos inspirados en el arte bambara, presentes en su colección de primavera-verano de 1967. A partir de 1979 y, sobre todo, durante la década de 1980, fue el momento en el que Yves Saint Laurent llevó a sus colecciones la obra de artistas como Picasso (1979), Jean Cocteau, Guillaume Apollinaire y Luis Aragon (1980), Henri Matisse (1981) y Georges Braque (1988), entre otros. Junto a esta pasión por el arte que Yves Saint Laurent tradujo en sobresalientes homenajes y exquisitos diálogos, el diseñador francés también supo dirigir su mirada a otras culturas y tradiciones hallando en ellas, una vez más, la fuente de inspiración con la que vistió su presente. Sus colecciones orientalistas como la dedicada a China, a India o a Japón, país al que viajó en varias ocasiones en los años sesenta y que estará presente en prendas de varias de sus colecciones, son un claro exponente. En esta línea debemos incluir la prenda que es protagonista del Programa La Obra invitada: un vestido tipo kimono de seda negro datado a principios del siglo XXI, momento en el que Tom Ford ocupaba el cargo de director artístico de la casa Yves Saint Laurent.

Se trata de un vestido en tejido acanalado negro de seda en el que se revisan dos clásicos de la producción de Saint Laurent: el esmoquín y el mono deconstruidos e hibridados, en esta ocasión, con la tipología del kimono, dando lugar a un diseño experimental y muy rompedor.

Junto a estas creaciones, la sala se completa con obras de Picasso, Dalí, Óscar Domínguez y Baltasar Lobo a partir de la cuales se pueden tejer conexiones con la obra invitada y, por supuesto, con el vasto imaginario de Yves Saint Laurent