Las 'cocinas fantasma' deberán estar en planta baja y tener un máximo de 100 metros cuadrados
El Ayuntamiento de Zaragoza establece una serie de normas para evitar que los negocios entre en colisión con los derechos de los vecinos

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Ayuntamiento de Zaragoza quiere regularizar la situación de las llamadas 'cocinas fantasma' o dark kitchens. Son cocinas asentadas en viviendas para dar servicio al reparto de comida a domicilio o para restaurantes que hacen empresa como Glovo, Uber Eats o Deliveroo. Estas cocinas han causado problemas en ciudades como Madrid y Barcelona relacionados con los humos, ruidos y olores que generan, pero también de seguridad o movilidad.
En Zaragoza no se han contabilizado cuántas cocinas hay de este tipo pero el Ayuntamiento quiere evitar estos problemas. Para ello, la comisión de urbanismo llevará una modificación del Plan General de Ordenación Urbana y regularizar la situación de estas cocinas en suelo residencial.
La propuesta plantea que las 'cocinas fantasma' podrán situarse en zonas urbanas con uso dominante residencial cuando se integren en local de planta baja, rigiendo las condiciones de la normativa sectorial, sin sobrepasar los 100 m2, con acceso directo desde una calle que no sea peatonal y con anchura mínima de 12 metros, sin poder situarse dos en la misma calle en distancia inferior a 100 metros, e incluyendo zonas de espera para repartidores que estén separadas de las áreas de manipulación de alimentos.
Por su parte, los almacenes o tiendas fantasma podrán estar en zona residencial siempre y cuando estén en locales de planta baja, con una superficie máxima de 300 m², y cuyas zonas de vehículos de repartos no ocupen ni más de 10 metros cuadrados ni más del 10% de la superficie construida del local.
Los establecimientos ya instalados en la ciudad tendrán un plazo de un año desde la entrada en vigor de esta modificación, cuando su aprobación sea definitiva, y se exigirá la adaptación si efectúan obras de reforma o ampliación del local.
El consejero de Urbanismo, Víctor Serrano, considera que se trata de una “norma equilibrada, compaginando la actividad económica -que también demandan los ciudadanos-, pero sin coste para la calidad de vida de los vecinos". Asegura que hasta ahora estas cocinas “no han causado problemas, pero queremos utilizar la norma de manera preventiva”.