Los tesoros y secretos de los plateros de Jaca ven la luz

Un viaje por el valioso patrimonio de la orfebrería jaquesa, marcado por encargos históricos, robos y el expolio de las tropas francesas a principios del siglo XIX

Pablo Barrantes

Jaca - Publicado el

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La historia de Jaca está repleta de episodios y personajes fascinantes que, en ocasiones, permanecen ocultos en archivos y documentos. De la mano de Juan Carlos Morenoasociación Sancho Ramírez, han salido a la luz nuevos detalles sobre el gremio de los plateros o argenteros de la ciudad, así como de figuras clave en la formación de la Corona de Aragón.

Un conde clave para la Corona de Aragón

Moreno ha destacado la conferencia del historiador Darío Español sobre Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón. Este personaje histórico, un "gran desconocido" para muchos, fue fundamental en la historia de la región al casar con la reina Petronila, uniendo el reino de Aragón y el condado de Barcelona para dar lugar a la Corona de Aragón. La charla también aclarará aspectos sobre el testamento de Alfonso I el Batallador.

El ajetreado pasado de la plata jaquesa

Uno de los tesoros más emblemáticos de la orfebrería local es la custodia del Corpus Christi, una joya de plata de tres pisos donada en 1648 por el único obispo jaqués de Jaca, Vicente Doménech. Esta pieza, que sigue procesionando cada año, sufrió un robo parcial en 1837, aunque las piezas sustraídas fueron reemplazadas por réplicas.

La plata de Jaca también ha vivido momentos de zozobra. Durante la Guerra de Sucesión, en 1706, el tesoro del monasterio de San Juan de la Peña, cuyos monjes apoyaban a Felipe V, fue trasladado a la Ciudadela de Jaca para protegerlo del avance de las tropas austracistas. La plata fue custodiada con la "solemne promesa" de su devolución, un compromiso que fue cumplido.

Otro encargo relevante fue el arca de Santa Orosia, encomendada en 1728 al platero jaqués Juan Aznárez. Su construcción generó controversia en 1730, ya que los regidores de la ciudad se opusieron a que la plata del arca antigua se reutilizara para crear relicarios de otros santos como Santas Petronila y Rotruda o San Grato.

En 1740, el maestro platero Matías Pérez figura como el autor de las mazas de los maceros de Jaca, aunque existen dudas sobre si las actuales son las originales del siglo XVIII o una réplica inspirada en ellas. Lo que sí se conserva es una maza auténtica de hierro en el archivo municipal, que no procesiona.

El expolio francés de San Juan de la Peña

El capítulo más dramático para el patrimonio de la zona llegó en 1810, durante la Guerra de la Independencia. Los monjes de San Juan de la Peña huyeron del monasterio con la plata y el oro que pudieron llevar consigo, pero escondieron el resto dentro del cenobio. Las tropas francesas, codiciosas del tesoro, torturaron a uno de los monjes hasta que confesó la ubicación.

El tesoro, que se cree estaba oculto en el Panteón de Reyes, fue trasladado a Jaca y, desde allí, a Zaragoza, donde finalmente fue fundido. Sin embargo, los franceses no se atrevieron a expoliar las reliquias de los santos más venerados, como las urnas de San Voto, San Félix, San Indalecio y, por supuesto, la de Santa Orosia.

La tradición de los plateros se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX. En 1818 se tiene constancia de tres artesanos independientes: Joaquín García y Eusebio Alamán, en la calle Damas, y Ramón Cotín, en la calle Mayor. El último platero documentado fue Ramón Marcuello, quien tenía su taller en 1890 en la calle Clavería.