La SD Huesca viaja a Almería para poner fin a su mal racha visitante

La SD Huesca viaja lejos, muy lejos de casa para volver a sonreír. Son demasiados días de sombra lejos de El Alcoraz. Solo se ha ganado una vez a domicilio, al Mirandés en el lejano mes de agosto, y se han encadenados seis derrotas consecutivas en otras tantas ciudades de las que los azulgranas regresaron de vacío. Este sábado toca visitar Almería (18.30, La Liga TV Hypermotion), seguramente una de las plazas más complicadas de la Segunda División, con el deseo de dar continuidad al triunfo de la semana pasada frente al Sporting de Gijón y proseguir la huida de los puestos de descenso.

Bolo ha calmado las aguas en su todavía corta estancia en el banquillo. Heredó en su debut en el Ibercaja Estadio los problemas pretéritos de un equipo sumido en unas dudas que lo habían arrastrado al pozo y ha empezado a cambiar su rumbo. La victoria de la jornada anterior mostró algunas de las constantes que el vizcaíno quiere para su SD Huesca. Sin equilibrio no hay paraíso. El crecimiento de la SD Huesca pasa por las dos áreas y contra el Sporting se generaron ocasiones de peligro suficientes como para provocar los dos penaltis convertidos por Sielva y Kortajarena y para mantener la portería de Dani Jiménez a cero por tercera vez en 15 partidos.

Cuenta con una base que quiere estable y que se sustenta en los veteranos del plantel. El once que Bolo puso en liza ante el Sporting fue el más veterano de todos los partidos de la temporada en Segunda: 30,9 años de promedio. Y esa línea recta es la que quiere mantener en el UD Almería Stadium, con el entusiasmo de los jóvenes como recurso para romper el partido en la segunda mitad. Todo apunta a que el bilbaíno repetirá el once y que de este modo se desmarca del modo de proceder de su antecesor, Sergi Guilló, con sus continuos vaivenes en las alineaciones. Más que de sorprender cada jornada al rival de turno para terminar ahogándose en la indefinición, se trata de detectar las virtudes propias y potenciarlas.