Reencuentro de Sevilla con la tradicional procesión del Corpus: calor e intenso olor a romero

Ocho y cuarto de la mañana, los niños carráncanos hacen sonar la campana para que la procesión del Corpus arranque en este soleado y caluroso día de San Fernando. Este año la festividad del Rey Santo coincide con este jueves de Corpus en el que Sevilla se reencuentra con la tradicional procesión en las calles dos años después, ya que en 2023 la lluvia frustró el recorrido tradicional de la procesión y el Cabildo Catedral acordó celebrarla en el interior del templo. En esta ocasión no hay lluvias, pero sí un aviso amarillo por altas temperaturas que se nota en las gotas de sudor que, desde muy temprano, se ven en muchos rostros, entre quienes participan en el cortejo y quienes se han dado cita para no perdérselo como espectador.

Nueve y media de la mañana, la procesión ya se hace sentir en el centro de la ciudad, en las sillas de la calle Sierpes no hay un hueco libre. Quienes las ocupan conocen bien los protocolos y el sentir de una tradición como la del Corpus. Se levantan cuando se acerca el paso de San Justa y Rufina para mostrarle así sus respetos. Se escucha en el silencio el racheo de las alpargatas de los costaleros que arrían el paso justo ante el altar que el Círculo Mercantil ha instalado en la puerta de su sede. "Venimos todos los años a las mismas sillas, aquí no da el sol y disfrutamos mucho del cortejo, que es precioso, y de este día grande para Sevilla". Nos lo cuenta Alberto, que junto a su familia, ve en primera fila este desfile singular. Unas sillas más allá nos encontramos con Curro, un niño de 9 años, que disfruta con sus abuelos por primera vez del cortejo. "Ya lo había visto por la tele y ahora veré también los pasos de la Cena y la Hiniesta en procesión". Su abuelo nos cuenta que lo han traído para que viva la experiencia porque el año que viene puede que salgan en el cortejo representando a su Hermandad de la O.

Avanzamos hasta la plaza de San Francisco desde donde se oyen voces angelicales. Es la coral del Colegio de la Santísima Trinidad que celebra que este año sí pueden cantar, después de que el año pasado la lluvia lo impidiera. Este grupo de niños y sus profesores han amenizado la mañana en la plaza de El Salvador, donde muchos aguardaban impacientes la llegada de cada uno de los 9 pasos que han compuesto este cortejo.

A las diez de la mañana los costaleros del paso de San Leandro pisan el romero de la avenida de la Constitución. El calor empieza a apretar, el contraguía empieza a mover los faldones para que entre aire a los costaleros que están bajo el paso. Ya ha pasado por este punto, plagado de turistas haciendo fotos, Santa Ángela de la Cruz, las santas Justa y Rufina, San Isidoro, y tras San Leandro viene el patrón de la ciudad, San Fernando, cuya figura es obra de Pedro Roldán. Le sigue la Inmaculada Concepción, el Niño Jesús y la custodia pequeña de la Santa Espina, para poner el colofón con la Custodia de Arfe, escoltada por el arzobispo, monseñor José Ángel Sáiz Meneses, y los obispos auxiliares, Teodoro León y Ramón Valdivia; junto a ellos, autoridades municipales, provinciales y militares forman parte del nutrido y colorido cortejo.

A las doce y media de la mañana la custodia de Arfe llega a la plaza de la Virgen de los Reyes y entra puntual en la santa iglesia Catedral, cerrando un episodio más de este desfile singular, cargado de historia, al son del himno de España y entre repique de campanas.