La iglesia más pequeña del mundo está en un pueblo de Málaga y es un récord: dentro de un castillo legendario

Esta localidad de Málaga esconde un secreto que mucha gente no sabe, pero que es un récord Guinness: solo se puede encontrar algo así en España

Diego Delso

El castillo de Colomares, en Benalmádena

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Málaga es mucho más que sol, espetos y playas infinitas. Su encanto también se encuentra tierra adentro, en sus pueblos, donde se esconden auténticos tesoros que sorprenden incluso a los que conocen bien la provincia. Uno de ellos está en Benalmádena, a medio camino entre la costa y la montaña, donde aguarda un castillo tan singular como fascinante. En su interior se guarda un récord mundial que casi nadie conoce: la iglesia católica más pequeña del mundo.

Sí, has leído bien. En pleno corazón del Castillo Monumento Colomares, una joya arquitectónica construida a mano, se encuentra la iglesia de Santa Isabel de Hungría, inscrita en el Libro Guinness de los Récords por su diminuto tamaño: tan solo 1,96 metros cuadrados. Un espacio tan reducido que incluso se cuenta que, en una boda celebrada allí, solo el sacerdote pudo entrar; los novios siguieron la ceremonia desde el exterior.

LA HISTORIA DE LA IGLESIA MÁS PEQUEÑA DEL MUNDO

Este lugar de cuento no tiene siglos de historia, pero sí una historia digna de contar. El Castillo Monumento Colomares empieza a levantarse en 1987 de la mano de Esteban Martín Martín, un médico malagueño que, tras tres décadas ejerciendo en Estados Unidos, regresa a su tierra con un sueño: rendir homenaje a Cristóbal Colón y al 500 aniversario de su llegada a América.

El interior de la iglesia del Castillo de Colomares

Sin ser arquitecto de formación, Esteban emplea sus conocimientos de arte, historia y simbología para diseñar y construir el castillo ladrillo a ladrillo, con la ayuda de solo dos albañiles. Durante siete años, dan forma a una obra ecléctica, de estética singular, que mezcla estilos arquitectónicos y referencias históricas. El resultado es un lugar mágico, lleno de rincones que invitan a la exploración.

Pero es dentro del castillo donde se encuentra su joya más curiosa: una iglesia consagrada, con todos los elementos necesarios para celebrar misa, en un espacio tan reducido que cuesta creerlo. La iglesia de Santa Isabel de Hungría no solo es un símbolo espiritual, sino también una obra de ingeniería en miniatura que deja boquiabiertos a quienes la descubren.

La iglesia de Santa Isabel de Hungría tiene una superficie de solo 1,96 metros cuadrados"

El Libro Guinness de los Récords no deja lugar a dudas: "La iglesia más pequeña del mundo es la de Santa Isabel de Hungría, en Colomares, un monumento a Cristóbal Colón en Benalmádena, Málaga, España. Tiene una superficie de 1,96 m²". Es un rincón sagrado, discreto, pero que ha conseguido hacerse un hueco en la historia mundial por méritos propios.

Esta es la superficie total de la cpailla de Santa Isabel de Hungría

EL CASTILLO COLOMARES Y SUS SORPRESAS

Más allá de la iglesia, el Castillo Colomares ofrece muchas más sorpresas. En su recorrido están representadas las tres carabelas con las que Colón cruzó el Atlántico: la Niña, colocada en lo más alto del castillo; la Pinta, en la fachada principal sostenida por un caballo alado (Pegaso); y la Santa María, separada del resto como símbolo de su trágico final, al hundirse en la Navidad de 1492.

El monumento también homenajea a figuras como los Reyes Católicos y al Monasterio de la Rábida, que acogió a Colón antes de su expedición. Todo está pensado para contar una historia: la del descubrimiento de América, pero también la de un hombre, Esteban Martín, que quiso legar algo eterno a su tierra.

El castillo de Colomares es una visita obligada

A pesar de su originalidad, el Castillo Colomares no es todavía un lugar de masas. Quizá por su estética, a medio camino entre lo medieval y lo fantástico, o por el hecho de estar gestionado por una fundación privada, muchos malagueños aún no lo han visitado. Pero eso está cambiando. Cada vez más visitantes descubren este rincón oculto de Benalmádena y salen maravillados.

Visitar este castillo no solo es una lección de historia, también es una experiencia estética y emocional. Y, por supuesto, una oportunidad para decir que se ha estado en la iglesia más pequeña del mundo, algo que no puede decir cualquiera.