Oculto entre escombros: así fue localizado un intruso gracias a la activación de una alarma
Con la confirmación inicial, la CRA coordinó de forma paralela la movilización de una patrulla de vigilancia rápida, el aviso a la Policía Nacional y la información al responsable del inmueble
El intruso fue retenido con medidas de seguridad hasta que los agentes practicaron su detención
Málaga - Publicado el
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Hace aproximadamente un mes, en un edificio en reformas de la Calle Sevilla (Málaga), una alarma se activó al detectar movimiento en el exterior. El sistema de Segurisur, dotado de infrarrojos con cámara, envió a la central receptora (CRA) los primeros fotogramas en cuestión de segundos. Esa rapidez permitió a los operadores interpretar el contexto y decidir con criterio: no era un reflejo ni el viento; había indicios claros de intrusión y se activó el protocolo.
Con la confirmación inicial, la CRA coordinó de forma paralela la movilización de una patrulla de vigilancia rápida, el aviso a la Policía Nacional y la información al responsable del inmueble. El objetivo: llegar con una misión clara y con roles bien definidos para reducir tiempos, minimizar daños y actuar de forma proporcionada. La coordinación entre tecnología (detección y envío de imágenes), operadores (análisis y decisión) y presencia profesional en el terreno convierte un salto de alarma en una respuesta eficaz.
A su llegada, el vigilante ya contaba con la confirmación de intrusión gracias a las imágenes recibidas tras el salto de alarma. Siguiendo el protocolo, esperó la llegada de la Policía Nacional para proceder conjuntamente al registro del inmueble. El edificio, con accesos provisionales y zonas sin iluminación, complicaba la búsqueda. Durante la inspección, localizaron a una persona oculta entre escombros y materiales de obra. El intruso fue retenido con medidas de seguridad hasta que los agentes practicaron su detención. Portaba herramientas preparadas para ser sustraídas.
Oculto entre escombros: así fue localizado un intruso gracias a la activación de una alarma
SISTEMA DE FOTODETECCIÓN
En una entrevista posterior, uno de los profesionales implicados lo resumió así: “Estaba todo muy oscuro, pero gracias a las imágenes que recibimos sabíamos que había alguien. Estaba escondido. Sin ese sistema de fotodetección y sin la coordinación con la central habría sido muy difícil encontrar al intruso con rapidez”.
Este caso ilustra el valor de contar con evidencia visual rápida, pero también pone sobre la mesa situaciones menos nítidas que requieren criterio operativo. Hay escenarios en los que la verificación remota no es posible: sensores sin captura en ese punto concreto, imágenes veladas por polvo, lluvia o sombras, o fotogramas en los que no se aprecia con claridad la causa del salto. En todos esos supuestos, la decisión prudente es desplazar a un vigilante. Su presencia permite hacer un reconocimiento seguro, recoger indicios (puertas forzadas, signos de acceso, ruidos, luces) y, si se confirma la intrusión, reforzar el aviso a Policía con una verificación presencial que aporta solidez al procedimiento.
También es importante contemplar el papel del propio cliente. Si desea acercarse para “ver qué pasa”, la recomendación de la CRA es no hacerlo solo. La compañía de un vigilante reduce riesgos personales y evita interferir en una posible actuación policial. Además, el acompañamiento profesional ordena la intervención: se asegura el perímetro, se prioriza la integridad física y se documenta lo observado de forma útil para las autoridades. En seguridad, el impulso de “ir a mirar” puede ser comprensible, pero la gestión debe ser profesional.
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TRANQUILIDAD Y CALIDAD DE VIDA
Por el lado opuesto, existen muchas alarmas que no terminan siendo una amenaza real. Animales, cortinas movidas por corrientes de aire, andamios que vibran, plásticos sueltos o reflejos en obra: la casuística es amplia. Un valor diferencial de una CRA operativa es que filtra, contrasta señales y, cuando corresponde, resuelve la falsa alarma sin molestar al cliente. Eso se traduce en menos llamadas intempestivas, menos desplazamientos innecesarios y, en definitiva, más tranquilidad y calidad de vida. La seguridad no consiste solo en acudir cuando ocurre algo grave; también en que, cuando no ocurre, el cliente apenas lo note.
La combinación de detección, transmisión ágil de fotogramas y capacidad de decisión 24/7 permite adaptar la respuesta al escenario real, sea vivienda, local en reformas, comercio o nave. Cuando hay imágenes útiles, se gana velocidad; cuando no las hay o no bastan, el despliegue del vigilante completa el cuadro: previene robos, asegura accesos, verifica sobre el terreno y respalda el aviso a Policía con datos objetivos. Ese equilibrio entre tecnología y presencia humana convierte una alarma en acción coordinada y no en un simple sonido.
Lo ocurrido en la Calle Sevilla resume esa filosofía: detección temprana, análisis en la CRA, decisión proporcionada y actuación ordenada en el lugar. La tecnología aporta ojos; los operadores, criterio; el vigilante, seguridad y verificación; y la coordinación con las fuerzas de seguridad, la respuesta legal necesaria. Las Alarmas para Hogar o negocios evitan daños mayores, reducen incertidumbre y, cuando la alarma es falsa resuelven la situación sin sobresaltos. Porque proteger no es solo reaccionar a tiempo, también es no perturbar la rutina del cliente cuando no hace falta.