Las divinas palabras de Ernesto Medina | 02 OCT 2025 |

Hoy: Mataperros

Ángel López

Jaén - Publicado el

2 min lectura

Inmerecidamente. Porque no alcanzo yo a vislumbrar la culpa del presidente de la Diputación en el motivo de las protestas. Sin embargo, convocados por PACMA (Partido animalista con el medio ambiente) unos manifestantes gritaban consignas contra Paco Reyes a cuenta del rescate de una perra que se encontraba en estado crítico en la perrera de Linares, gestionada por RESURJA (Residuos urbanos de Jaén), empresa dependiente de la Diputación Provincial.   

La consigna más coreada era “¡Paco Reyes, mataperros!”. Admiré la entrega de quienes dedicaban la mañana dominical a la defensa de sus ideales, pero enseguida le comenté a mi hermano Ismael camino de un café en el Panaceite la anfibología del grito, pues yo le encontraba tres interpretaciones. Sin coma era una oración enunciativa que afirmaba un hecho. Con coma y separadas las palabras “mata” y “perros”, se instaba a que Reyes se cargarse la grey canina. En un texto escrito hubiere llevado signos de exclamación. Por último, y deduzco que era el sentido de la expresión, con coma y siendo “mataperros” una sola palabra, se calificaba no muy amistosamente al presidente provincial.

Espoleado por la curiosidad, indagué las variantes léxicas en las que “mata”, por composición, ha dado lugar a otros vocablos. Casi todos son despectivos. Matamoros y matasiete hacen referencia a fanfarrones, aunque ignoro si en los tiempos que corren y a pesar de sus reminiscencias históricas lo de “matamoros” estaría muy bien visto para calificar a un bravucón. También peyorativos son “mataquintos”, tabaco de pésima calidad con el que no podían ni los reclutas; “matarratas”, aguardiente tan malo que acaba hasta con los roedores; y “matasanos” calificativo tan explícito para los médicos que no necesita aclaraciones. Más atenuado es “matasuegras” aunque dentro de la familia la madre política siempre sea la que sale peor parada. O las féminas, porque el Vocabulario Andaluz de Alcalá Venceslada recoge “matamaridos”, un alfiler largo. Y no quiera yo calificar a nadie de “mátalascallando”.

“Matamoscas” y “matasellos” sólo constatan que el impertinente insecto volador y el sello ya no son de este mundo, el uno por defunción, el otro por inutilidad. “Matahambre” es un americanismo que hace alusión a un pastel parecido al mazapán. Innecesarias las apostillas. Tiene su aquel poético “matapolvo”. Según la RAE, “lluvia o riego tan pasajero y menudo que apenas baña la superficie del suelo”. Justo lo contrario de lo que necesitamos y deseamos en Jaén.

Me sorprendió la inexistencia en el diccionario de “matagatos”. Más aún que el significado de “mataperros”, muchacho callejero y travieso. Nunca lo hubiera dicho. Paco Reyes, qué callado te lo tenías.

Palabras, divinas palabras.