Jaén - Publicado el
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El trascendental asunto del aborto, de nuevo surge en el debate público, en esta ocasión con motivo de llamado “síndrome post aborto” (SPA). La semana pasada, el Ayuntamiento de Madrid aprobó una proposición a iniciativa del grupo municipal de Vox, consistente en facilitar información a las mujeres que deseen abortar sobre este síndrome. Este texto vincula a las personas que se sometieron al aborto con una lista de consecuencias graves, como depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, consumo de alcohol y drogas, maltrato a los hijos. La reacción del Gobierno socialista, que se erige en el defensor de los derechos de las mujeres, fue inmediata, desde la atalaya propagandística que le otorga el poder. Para la ministra de sanidad, Mónica García, de Podemos, el aborto es un derecho intocable, y no existe diagnóstico clínico sobre el “síndrome post aborto”; califica la iniciativa de desinformación y de acoso a las mujeres. Para la ministra de la juventud, Sira Rego, de Izquierda Unida, es una medida de violencia contra las mujeres y un recorte de sus derechos y libertades. Para la ministra socialista de igualdad, Ana Redondo, este acuerdo supone una desinformación para las mujeres, cargado de bulos y mentiras, un atentado contra su libertad. Ante estas reacciones, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha modulado el discurso inicial, y, pese a aprobar esta proposición, existen dudas de que llegue a aplicarla, porque el síndrome posaborto no es una categoría científica reconocida. Quizás esta postura tenga relación con el resultado de la Comisión Constitucional del Congreso, celebrada este martes pasado, que desestimó una proposición no de ley (PNL) de la diputada Lourdes Méndez Monasterio (Vox), que pedía impulsar la derogación de la ley del aborto y la ley de eutanasia; esta PNL fue rechazada por todos los grupos parlamentarios, incluido el PP. Esta parlamentaria ha advertido que convertir el aborto en un derecho ha sido la actuación más grave e inhumana de nuestro ordenamiento jurídico. Además, ha criticado la desinformación a las mujeres embarazadas. Así es el caso de la sentencia de 28 de enero de 2020, de la Audiencia Provincial de Oviedo, que declara como ilícita por engañosa la publicidad realizada por la “Asociación de clínicas acreditadas para la interrupción voluntaria del embarazo” (ACAI), en su página de internet. Ésta, contenía las preguntas más frecuentes: “¿Cuántas veces puedo abortar? ¿Qué riesgos conlleva la interrupción de una gestación? ¿Provoca esterilidad?”. La respuesta a estos interrogantes fue la siguiente: “La interrupción del embarazo es una operación que no deja secuelas, por eso cuando te quedes embarazada será como si no hubieras tenido un aborto anterior. Tampoco hay ningún riesgo de esterilidad por someterse a uno o más abortos. El aborto es la intervención quirúrgica más frecuente en España, que no deja secuelas y la incidencia de complicaciones es bajísima”. La Audiencia Provincial revocó la sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Gijón, que el 14 de enero de 2019, desestimó la demanda interpuesta por la Asociación de Abogados Cristianos y una víctima afectada por el síndrome posaborto, declarando la falta de legitimación activa de la Asociación y la prescripción. Se trataba de dilucidar si esta publicidad resultaba engañosa y desleal, y afectaba a la competencia desleal, por contener información falsa e inducía a posible error en los destinatarios. Lo que reprochaban las demandantes era haber omitido a los informantes los riesgos que comporta una operación de aborto para salud física y psíquica de la madre. En estos supuestos se invierte la carga de la prueba, pero ACAI eludió la prueba. La prueba testifical de la demandante, un ginecólogo, una cirujana y una terapeuta depusieron que la publicidad de la patronal abortista era tendenciosa y podía inducir a error, porque el aborto puede causar secuelas, sobre todo psicológicas, como las depresiones o los problemas familiares. Para autores como Fergusson, hay estudios (no todos) que proporcionan evidencia científica de mayor riesgo futuro de depresión y suicidio, entre las mujeres que abortaron. Con independencia de los efectos psicológicos que se produzcan al abortar, parece prudente que, antes de trocear en el seno materno al no nacido, se le ofrezca a la madre otras posibilidades. Cuando las alternativas y ayudas a las embarazadas en situación crítica son ¡contantes y sonantes!, la mayoría desisten de su idea de abortar. Por ahí deben venir las soluciones.