OPINIÓN
Las Divinas Palabras de Ernesto Medina. Hoy: Verano
"Los dejo hasta septiembre, dilectos oyentes, preocupado yo, ignoro si también ustedes"
Jaén - Publicado el - Actualizado
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El domingo acabó el Tour. Ergo empieza lo más difícil del verano. Durante tres semanas, a la hora de la siesta, cuando el calor te mata sin que sepas qué hacer, había tres horas de Tour. Podía ser una etapa en la que no pasaba nada. Unos escapados a los que el pelotón atrapaba a diez kilómetros de la meta para resolverse al sprint. Esos días el sopor visita a los espectadores. Nunca una siesta fue tan plácida.
En otras ocasiones hay muchos puertos de montaña. Escaramuzas, ataques, ciclistas que se descuelgan, las bocas abiertas en búsqueda de aire y agua mientras el aficionado contempla entre admirado y sádico el esfuerzo ajeno acunado por el aire acondicionado y el café largo con mucho hielo. En ambos casos el Tour de Francia ha servido para echar el mes de julio. Muerta la serpiente multicolor, sólo queda el ruido de las chicharras que devoran el cadáver.
Tras doce años ante estos micrófonos, he situado varios mojones que repito en fechas marcadas. Yuri y la maldita primavera allá por el mes de marzo. Algún alegato en contra de la Navidad. Glosas giennenses por San Antón. El momento de las vacaciones radiofónicas que coincide con la desaparición de los ciclistas.
Los dejo hasta septiembre, dilectos oyentes, preocupado yo, ignoro si también ustedes. Estas últimas semanas hemos estado entretenidos con las meteduras de pata de Feijoo –“nunca hemos congelado las pensiones” o “cuando conocí a Marcial Dorado era contrabandista”- y las mentiras de Sánchez, cuya última ocurrencia para la justificación de su embuste al ponerlo la Unión Europea en evidencia con el asunto de los peajes en las autovías, fue proclamar que “la realidad era dinámica”. Una versión tramposa de la sentencia de Lavoisier, “la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”.
Disfruten, más bien desespérense, con el circo parlamentario venidero. Nunca agosto, en el que cierra todo menos las playas y las piscinas, ha tenido una actividad política como la que se nos viene encima. Bien pensado el Tour nos ha dado la pista. Equipos que trabajan para su líder, alianzas con quien no ha ganado una etapa y pretende llevarse un premio de consolación. Se suceden las pájaras y las caídas. Parece que gana uno, pero la contrarreloj altera la clasificación y a lo mejor llega septiembre con la Vuelta Ciclista a España pendientes de quién triunfará. Entonces cobrarán sentido las palabras de Perico Delgado, “ha venido el Tío del mazo a visitarlo”.
Palabras, divinas palabras.