Ad Líbitum, con Javier Pereda. Hoy: Campeones

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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Uno de los eventos deportivos más esperados en Jaén capital es la tradicional Carrera de San Antón. Aunque la fiesta del santo es el 17 de enero, por cuestiones prácticas la carrera se adelanta al sábado. La devoción a este eremita egipcio, patrón de los animales, tiene un notable arraigo en Jaén desde el siglo XIII —antaño ciudad agrícola y ganadera—, posteriormente impulsada por el Condestable Miguel Lucas de Iranzo. Esta celebración se caracteriza por las “Lumbres”, en donde se degusta los productos de labranza, las rosetas y calabaza, entonando “melenchones”.

En 1984 se decidió añadir a esta fiesta una carrera popular e internacional, que, con el tiempo, ha ido ganando reconocimiento. La puesta en escena que rodea a esta carrera es espectacular, en esas tardes frías de enero, pero con el calor humano de los jienenses que iluminan las calles con antorchas. Los 10 kilómetros de recorrido por las cuestas de la ciudad, la Avenida de Madrid y de los Escuderos, aportan una mayor dificultad en los corredores, acostumbrados a entrenar la velocidad en llano.

El lugar más emblemático del recorrido es la Catedral renacentista de la Asunción, con la imponente fachada de López de Rojas, obra de fe y de amor, que al contemplarla brota del corazón: “Adoro te devote”. Al discurrir por la calle Campanas, todavía con la iluminación de la Navidad —“Hasta San Antón, Pascuas son”—, nos sitúa a mitad de recorrido. Los atletas sienten el aliento constante del público que abarrota las aceras y se vuelca jaleando nominalmente a los deportistas.

La carrera se comienza con los pies y se finaliza con el corazón, pero el recorrido precisa mucha testosterona. En esta noche todos se sienten protagonistas: la élite, los amateurs e infantiles y los ocho corredores en sillas de ruedas. Para entender la idiosincrasia jiennense se necesita conocer su Semana Santa y el fervor al “Abuelo”, epítome de todos los pasos; la devoción a la Virgen de la Capilla; la procesión por antonomasia del Corpus Christi; el Castillo de Santa Catalina; y la Carrera de San Antón con sus lumbres.

Los 35 corredores de élite (España, Kenia, Burundi, Etiopía, Marruecos) emplean 28-35’ en hacer el recorrido, con un tiempo a partir de 2’50’’/km; la primera fémina, etíope, consiguió 32’ a 3’13”/km. La organización de la carrera urbana, con buen criterio, tiene previsto cinco cajones o espacios de corredores, según los tiempos previamente acreditados, para agilizar la marcha: rojo (menos de 40’); verde (40-50’); amarillo (50-60’); azul (60-70’) y blanco para los demás participantes. Para mantener encendida la antorcha de la competición y motivar a todos los corredores, según sus edades, existen 8 grupos denominados Master, que comprende desde el “A” (35-39 años) hasta el “H” para mayores de 70 años, con sus estadios intermedios cada cuatro años.

En cada grupo existe un podio: campeón, segundo y tercer clasificado. Participar en esta 41 edición ha supuesto un motivo de alegría. Cinco días antes de la San Antón, la gripe nos dejó a muchos exhaustos, pero había que correr como fuera. Era suficiente con acabar la carrera en 50 minutos, pues partía del cajón blanco. Pero el ambiente envolvente activó el espíritu de competición. También las zapatillas Adidas Boston 12, que me recomendó mi amigo Luis Cabeza o las plantillas de Jorge López (Sanicor). El doctor Alejandro Fidalgo, impulsor del Plasma Rico en Plaquetas, me diagnosticó reposo por sobrecarga en la rodilla.

Crucé la meta en el puesto 430 de 8.658 participantes, con un tiempo de 42’ 08’’ a 4’12”/km. Al volver a casa recibo la grata sorpresa de haber sido el campeón de mi grupo. El trofeo lo entregó el Patronato Municipal de Deportes. Ya he comenzado a entrenar la San Antón de 2025, con los valiosos consejos de Diego Merlo (puesto 27 de la élite, 35’) y Martín Martínez; ahora más profesionalmente con la aplicación “Strava” y reloj “Garmin”, para controlar las series de velocidad. Si Dios quiere y las lesiones respetan, el objetivo sería conseguir al menos 39’ a 4’/km, para entrar entre los doscientos primeros espartanos.

Con Martin Luther King, “Yo tengo un sueño”, que, como el soldado griego Filípides (490 a.C.) corrió desde Maratón a Atenas para anunciar que habían ganado a los persas, consiste en acercarse al número de trofeos del equipo más laureado en “Champions”.