Las Divinas Palabras de Ernesto Medina. Hoy: Gol con el brazo

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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Prevengo que a usted, dilecto oyente, también le ha llegado una multitud de mensajes con chistes y comentarios sobre el escándalo de la semana. Los funcionarios antes de fichar, los fontaneros mientras compraban los suministros para las reparaciones, los alumnos antes de que se abrieran las puertas de colegios e institutos, los camareros con los clientes mientras le preguntan si además del café quieren media tostada, los traumatólogos sonrientes por la longitud del deltoides… la calle entera es un clamor que debate si al Almería le robaron alevosamente la cartera.

España se ha detenido absorta para debatir sesudamente faltas previas, penaltis inexistentes y goles con el brazo. Los problemas reales han dejado de existir. ¿La sequía? Antes o después lloverá. Es imposible que febrerillo el loco no traiga agua. La amnistía es un tema tan ajado que ya se sienta como uno más de la familia al abrigo del brasero en la mesa camilla.

En Jaén donde resido los escándalos de ayer son hojarasca seca acumulada en esquinas donde la olvidan los remolinos de aire. En consecuencia, quedará en la sombra si el asunto de los votos comprados tenía algo de sustancia o era mero divertimento de políticos de tercera. Se reforma la Plaza de San Bartolomé entre polémicas y los jubilados aguardan para su distracción las obras del túnel entre la Plaza Las Palmeras y el antiguo edificio de Simago. Supondrá la modificación para decenios del centro de la ciudad. Sin embargo, los habitantes viven ajenos a la dimensión del proyecto.

En Roma era el circo. En la España del siglo XXI, el fútbol. La adormidera de la conciencia ciudadana es la jornada semanal de la Liga. No es extraño. “Panem et circenses” sobrevivirá per saecula saeculorum. Mi sorpresa ante los últimos acontecimientos futbolísticos no es la alienación de la sociedad -he dicho bien, alienación y no alineación- sino la ceguera, a la que soy incapaz de elogiar como Saramago. Es imposible convencer al de enfrente. Los merengues sostienen que el hombro llega al codo, mientras que los anti madridistas estiman que la mano está a la altura del bíceps. Para unos y otros las imágenes están trucadas. Aquéllas que dan razones de parte desaparecen misteriosamente de las redes hasta que al final la polémica se difumina en un remate de culo. Que es sencillamente como nos gusta ir.

Me adormezco yo también. En mi caso arrebujado por el vespertino sol de invierno. Supongo que el sopor así provisto me hace un poco menos culpable. Sólo un poco.

Palabras, divinas palabras.