La nueva era del narcotráfico en Huelva: más violencia, armas de guerra y clanes reconvertidos

La fiscal antidroga de Huelva, Ana Laso, alerta de un escenario sin precedentes en la provincia y destaca que “el narcotráfico trabaja 24/7 los 365 días del año y se necesita una fuerza especializada para combatirlo”

Elías Luis Grao

Huelva - Publicado el

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La fiscal antidroga de Huelva, Ana Laso, ha lanzado una advertencia clara y contundente durante una entrevista en COPE Huelva: “Estamos en un escenario jamás visto” en la provincia. El aumento de incautaciones, la entrada de cocaína y la violencia asociada hacen que la lucha contra el narcotráfico en Huelva haya dado un salto cualitativo alarmante.

Las cifras hablan por sí solas. Si en 2023 se incautaron 558 kilos de cocaína, en 2024 esa cifra asciende a casi 3.000 kilos. Un aumento de más del 600% que ha venido acompañado de un incremento significativo de incautaciones de hachís y marihuana. Pero lo que más preocupa a la fiscal es que con la cocaína llega un plus de peligrosidad y de violencia.

Armas de guerra, violencia y ausencia de escrúpulos

Laso alerta de un escenario en el que “no hay alijo ni entrada en un domicilio de un grupo criminal en el que no se encuentren armas de guerra”. Estas armas, advierte, “se usan con ligereza y con asiduidad”, sobre todo en los conocidos “vuelcos”, robos de droga entre bandas rivales. En este contexto, los grupos criminales no solo se protegen del Estado, sino de ellos mismos.

Además, subraya un cambio preocupante: “Nuestros clanes tradicionales se han pasado de forma directa del hachís a la cocaína, sin ningún tipo de reflexión más allá de la económica”. La rentabilidad, apunta, ha sido el único motor de esa transformación. El uso de rutas ya establecidas, como las narcolanchas procedentes de Marruecos, facilita esta nueva etapa criminal

Los “petaqueros”: el nuevo eslabón del narcotráfico

Entre las nuevas figuras que han cobrado relevancia están los “petaqueros”, encargados de suministrar combustible a las narcolanchas en alta mar. Una actividad lucrativa —“una garrafa puede costar 250 euros”— y difícil de perseguir judicialmente. Aun así, Laso explica que están actuando desde hace dos meses con éxito bajo el artículo 568 del Código Penal, como tenencia de sustancias inflamables.

Solo en los últimos dos meses, la fiscal ha abierto 20 causas nuevas relacionadas con el petaqueo, lo que representa más de 50.000 litros de gasolina incautados

Un colapso judicial ante causas cada vez más complejas

Con casi diez años de experiencia como fiscal antidroga, Laso denuncia la creciente dificultad de llevar estos casos a juicio: “Las causas son más prolijas, más largas, con más detenidos y más especialización jurídica”. El colapso de los juzgados, especialmente en partidos como Ayamonte, agrava aún más esta situación. “En un mismo día pueden entrar una organización criminal y varios casos de violencia de género o alcoholemias”, lamenta. 

La desaparición de  OCON-Sur, una pérdida en la lucha antidroga

Laso no oculta su preocupación por la desaparición de  OCON-Sur, una unidad especializada que operaba a nivel supraprovincial. “Ni se nos preguntó cuando se creó ni cuando se disolvió”, puntualiza. Reclama una fuerza específica y motivada, con recursos, medios técnicos y dedicación exclusiva, porque “el narco trabaja 24/7”

La impunidad y la aceptación social del narco

Más allá de la falta de medios, la fiscal alerta sobre un problema estructural: “La droga da mucho dinero y no solo al narco, sino a todo su entorno”. Desde el que alquila naves hasta el que transporta el carburante, todos se benefician. Además, la fiscal señala que ya en ciertas zonas de la provincia, el narcotráfico es “la primera economía”. Para muchos jóvenes es un gran atractivo, “¿para qué estudiar si me pagan 500 euros por ser punto o 3.000 por descargar?”

La fiscal lo llama por su nombre: “sociedades cautivas de la droga”, y advierte que el problema se combate desde la educación en valores, esfuerzo y legalidad: “El dinero fácil no compensa; detrás hay miedo, prisión y violencia”

“Nunca he sentido miedo”

En lo personal, Ana Laso confiesa que jamás ha sentido miedo. “No he sentido nunca la necesidad de mirar hacia atrás”, afirma, convencida de que su papel es el de proteger a la sociedad y seguir luchando desde su responsabilidad.

La voz de Ana Laso no es solo la de una fiscal, es la de una testigo privilegiada y una combatiente en primera línea. Su relato no deja lugar a dudas: la provincia de Huelva vive un momento crítico en la lucha contra el narcotráfico. Y lo más preocupante es que aún puede empeorar si no se toman medidas urgentes desde el plano judicial, policial, político y social.