Moguer recuerda a su Premio Nobel, Juan Ramón Jiménez, en el 67 aniversario de su muerte

Escolares participan en la lectura de varios poemas en el cementerio parroquial de la localidad, donde se encuentran los resto del poeta y su mujer.

Redacción COPE Huelva

Huelva - Publicado el

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El 29 de mayo de 1958 fallecía en Puerto Rico el poeta Juan Ramón Jiménez, una efeméride que cada año conmemoran los escolares moguereños con una emotiva lectura de sus poemas junto a la tumba en la que descansan el Nobel y su esposa Zenobia. Los actos continúan por la tarde con la presentación de un interesante estudio sobre las residencias del Nobel en Moguer a cargo del historiador Diego Ropero.

El director de la casa-museo de Moguer, Antonio Ramírez, y la concejala de Cultura, Eva Rodriguez han presidido el sencillo pero emotivo acto, y se han sumado a lectura participando también en la ofrenda de flores amarillas que tanto gustaban al poeta, como símbolo del respeto y la admiración que Moguer profesa al autor de Platero y a la mujer que fue complemento indispensable en su vida y en su obra.

67 años después de su muerte la figura del Nobel sigue viva y pujante entre la comunidad educativa moguereña, que ha vuelto a recordar a su paisano más universal poniendo voz a sus poemas en un acto cargado de simbolismo que mantiene viva la llama de la poesía juanramoniana.

Diego Ropero presenta su estudio sobre “Los lugares vivenciales de Juan Ramón Jiménez en Moguer”

Los actos conmemorativos del fallecimiento de Juan Ramón continuaron la tarde del jueves con la presentación del XI Cuaderno Juanramoniano que edita la casa-museo del Nobel, un interesante estudio realizado por el prestigioso historiador y poeta Diego Ropero, que nos descubre interesantes datos sobre los lugares relacionados con Juan Ramón en Moguer.

El trabajo analiza especialmente la casa donde naciera el poeta en la calle de la Ribera; la vivienda familiar de la calle Nueva, hoy casa-museo, donde transcurrió parte de su infancia y primera juventud; la casa de la calle Aceña, en la que residió entre 1905 y 1912 con su madre y su hermano Eustaquio; la finca y la casita de recreo de “Santa Cruz de Vista Alegre”, en el paraje de Fuentepiña, de tan gratas evocaciones líricas, y el panteón de Zenobia y Juan Ramón junto al que se realiza cada año la lectura poética de la comunidad educativa.

Todos estos lugares son espacios tangibles que se identifican, por sus connotaciones histórico-literarias, con la vida y obra de Juan Ramón, y sobre ellos gira el completo estudio que hoy presenta a sus paisanos Diego Ropero.

El autor incorpora también a su estudio los antecedentes administrativos de los inmuebles y la justificación de su protección por parte de las administraciones; recuperando además su descripción y análisis en el marco de la evolución de la arquitectura doméstica en la época que fueron construidos.

Gustavo Cuéllar: “Juan Ramón no daba importancia a las pompas. Para él, su obra ya tenía valor por el esfuerzo y el sufrimiento que contenía”

Desde la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez y el Ayuntamiento de Moguer, la figura del poeta universal se convierte cada año en el epicentro de una intensa actividad cultural que no solo conmemora su legado, sino que lo proyecta hacia el futuro. Así lo asegura el alcalde de la localidad y presidente de la Fundación, Gustavo Cuéllar, quien recibe al equipo de prensa en plena efervescencia de actos en homenaje al escritor.

A los pies del panteón familiar de los Jiménez, se celebró recientemente un emotivo recital de poesía que, como señala Cuéllar, es solo “una de las muchas actividades programadas en torno a esta fecha tan señalada”, refiriéndose al aniversario del fallecimiento del autor de Platero y yo. La efeméride sirve como excusa para una intensa agenda literaria que abarca desde lecturas colectivas hasta presentaciones de libros.

Entre los eventos destacados, Cuéllar menciona la presentación de Cuando cae la noche, obra del escritor Sergio Valdés Orellana, a quien describe como “moguereño adoptivo que comparte con nosotros mucha vida”. También resalta la intervención del historiador Diego Ropero Regidor, quien dio a conocer un nuevo cuaderno de investigación titulado Lugares vivenciales de Juan Ramón Jiménez en Moguer.

Pero el plato fuerte llegará el 3 de junio con la entrega del prestigioso Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, que este año reconoce a Antonio Pérez Río por su poemario El undécimo mandamiento. “Esto demuestra que no hemos dejado de cuidar, mimar y promocionar la vida y obra del Nobel”, asegura el presidente de la Fundación.

Más allá de la programación cultural, Cuéllar insiste en la importancia de trasladar este legado a las nuevas generaciones. Destaca el papel de las redes sociales en la divulgación poética actual, aunque matiza que mucho antes de los influencers, “ya existía un influencer llamado Juan Ramón Jiménez”, quien, según el alcalde, cambió la forma de escribir y de sentir la literatura en todo el mundo.

“Estamos hablando de uno de los cinco grandes escritores del mundo”, afirma con orgullo. Y lo argumenta relatando cómo, en un encuentro en la región china de Sichuan, Juan Ramón fue representado junto a figuras como Dante, Shakespeare, Tagore y Li Bai. “Moguer estuvo allí porque uno de los mayores influencers literarios universales era nuestro poeta”, subraya.

Cuéllar también reflexiona sobre la aparente contradicción de rendir homenajes a un autor que huía de ellos. “Juan Ramón no daba importancia a las pompas. Para él, su obra ya tenía valor por el esfuerzo y el sufrimiento que contenía”, explica. No obstante, defiende la necesidad de seguir conmemorando su figura como forma de “homenajear a Moguer, al apellido Jiménez, al apellido Camprubí y al espíritu de generosidad con el que se entregó a la literatura”.

Finalmente, al ser preguntado por el emblemático pino de Fuentepiña, donde fue enterrado Platero, Cuéllar muestra preocupación por su estado. Aunque indica que la evolución ha sido positiva en los últimos días, advierte que las altas temperaturas están afectando al árbol, que podría tener más de 200 años. “Seguimos insistiendo con la esperanza de salvarlo, pero si no es posible, ya tenemos una solución replantada que mantendrá viva su esencia”, concluye.

En Moguer, la poesía no es solo memoria; es presente y compromiso. Juan Ramón sigue escribiendo en las almas de su gente.