Dermatitis atópica: las claves de una enfermedad que afecta a 2 millones de personas en España y altera la vida familiar
Este trastorno de la piel, que afecta principalmente a niños, va desde una simple molestia a casos graves que requieren incluso apoyo psicológico para el paciente
Huelva - Publicado el
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Con motivo del Día Nacional de la Dermatitis Atópica, dermatóloga en el Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva, Carmen Suárez, ha explicado las claves de un trastorno que, según los estudios, afecta a entre 1,5 y 2 millones de personas en España, lo que supone entre un 5% y un 20% de la población. Aunque la mayoría de los casos no son graves, se trata de una enfermedad muy molesta por los continuos picores que provoca.
La dermatitis atópica afecta con mayor frecuencia a los niños, concretamente a entre un 15% y un 20% de la población infantil. Sin embargo, los adultos no están exentos, ya que entre un 2% y un 7% también pueden presentarla. Sus características fundamentales son el enrojecimiento de la piel, el picor constante y las lesiones cutáneas, como eccemas o un engrosamiento de la piel por el rascado continuo.
Consejos para mantenerla a raya
Según la dermatóloga, aunque no se puede evitar su aparición, sí se puede controlar. Para ello, es muy importante evitar los cambios bruscos de temperatura y los baños prolongados con agua caliente. Se recomienda también evitar las fibras sintéticas y la lana, optando siempre por prendas de algodón 100% si es posible. Otro pilar fundamental es hidratar mucho la piel con emolientes, especialmente después del baño.
En cuanto a los productos de higiene, la experta aconseja utilizar geles suaves sin detergentes y con un pH de neutro a ácido (por debajo de 7). Sobre las cremas, aunque existen muchas opciones en el mercado y lo ideal es seguir el consejo del dermatólogo, Suárez señala que "la vaselina líquida puede ser una buena crema hidratante a falta de alguna crema específica indicada por el profesional".
Del eccema leve a un trastorno limitante
La mayoría de los niños, un 75%, mejoran hacia la adolescencia y quedan prácticamente sin la enfermedad, aunque suelen mantener una piel más seca en la edad adulta. Sin embargo, un 25% de los niños continuarán con la dermatitis en la edad adulta. También existe la posibilidad, aunque es más rara, de que una persona debute con dermatitis atópica en la edad adulta sin haberla tenido en la infancia.
Son niños que no duermen y, por tanto, los padres tampoco duermen y se genera un ambiente que afecta a toda la familia"
Dermatóloga
Aunque muchos casos son leves, la doctora advierte que existen dermatitis atópicas muy graves. En estas situaciones, la enfermedad llega a ser "muy limitante, afecta muchísimo la calidad de vida". El impacto es tal que puede alterar el entorno familiar: "Son niños que no duermen y, por tanto, los padres tampoco duermen y se genera un ambiente que afecta a toda la familia", explica la experta, quien añade que a menudo se necesita "ayuda psicológica, no solo los niños, sino también la familia".
La importancia de un diagnóstico precoz
Suárez destaca que la dermatitis atópica se encuadra dentro de lo que se conoce como atopia, un concepto que engloba también la rinitis alérgica, la conjuntivitis alérgica y el asma, además de poder asociarse a alergias alimentarias. Estas afecciones no suelen aparecer a la vez, sino en diferentes momentos de la vida, en un proceso conocido como la "marcha atópica".
Si empezamos desde el principio con el control, probablemente podamos interferir en esa marcha atópica"
Dermatóloga
Por todo ello, es fundamental acudir al médico ante los primeros síntomas para atajar el problema cuanto antes. Un control temprano puede influir en el curso de la enfermedad. "Si empezamos desde el principio con el control, probablemente podamos interferir en esa marcha atópica", asegura la especialista. El tratamiento habitual, siempre indicado por un médico, incluye cremas de corticoides tópicos e inmunomoduladores tópicos (Tacrólimus y Pimecrólimus), y en los casos más graves se puede recurrir a tratamientos sistémicos, biológicos o de pequeñas moléculas.