Ana María Sayago: “El campo me ha enseñado que las barreras solo existen si uno mismo las pone”
La ganadera de Alosno, segundo premio de los galardones a mujeres rurales innovadoras de la Diputación de Huelva, representa el impulso femenino en un sector tradicionalmente masculino.
Huelva - Publicado el
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Hace un año, Ana María Sayago, vecina de Alosno, recibió el segundo premio de los galardones a mujeres rurales innovadoras que convoca la Diputación de Huelva. Su historia es ejemplo de cómo la vocación, el esfuerzo y la adaptación pueden transformar una vida profesional y abrir camino a más mujeres en el mundo rural.
La onubense confiesa que el campo siempre ha estado presente en su vida. Su familia ha estado vinculada a la agricultura y, a través de su marido —ganadero con más de 15 años de experiencia—, decide dar el paso e incorporarse al sector. Sin embargo, su camino hasta el campo no ha sido lineal: Ana María es higienista bucodental y trabajó ocho años en una clínica de Huelva capital antes de cambiar radicalmente de rumbo.
Explica que la decisión llega tras quedarse embarazada y coincidir con la pandemia del COVID-19. “Mi marido necesitaba ayuda y no encontrábamos personal. En este sector cuesta mucho encontrar trabajadores, así que decidimos que me incorporara yo”, comenta.
La transición, reconoce, no fue sencilla. “Es un cambio radical, porque son dos mundos completamente distintos”, dice. Sin embargo, asegura que la pasión por el campo la impulsa cada día: “Me adapto bien, me gusta lo que hago. Es verdad que hay muchos sofocones, porque no es lo mismo ser trabajadora que empresaria, pero disfruto de mi libertad y de trabajar al aire libre”.
De la consulta dental al pastoreo
Hoy, Ana María gestiona una explotación ganadera con vacas, ovejas y cochinos de montanera. En total, cuenta con unas 45 vacas, 400 ovejas y 50 cochinos, cifras que evidencian la magnitud de su proyecto. Subraya que no está sola: “Siempre cuento con la ayuda de mi marido”, destaca.
Se incorpora al sector como joven agricultora en la convocatoria de 2023 y asegura que el apoyo recibido es “una ventaja importante”. Aunque advierte que las ayudas económicas no cubren todos los gastos, reconoce que suponen “un impulso necesario, sobre todo en un mundo tan dependiente del clima y de las circunstancias”.
Para ella, la promoción que impulsa la Diputación de Huelva a través de estos premios “da visibilidad al trabajo de las mujeres rurales y ayuda a fomentar este tipo de actividad”.
Superar crisis y mirar hacia adelante
El camino no ha estado exento de dificultades. Ana María recuerda con especial dureza la crisis provocada por la lengua azul, que azotó a la provincia el año pasado. “Fue muy complicado. En veinte días pasamos de tener el ganado bien a ver ovejas tiradas y heridas. Perdí unas cincuenta ovejas”, relata con pesar.
A día de hoy, las ayudas prometidas aún no se han hecho efectivas, aunque confía en que lleguen antes de que acabe el año. “Nadie ha cobrado nada todavía, pero esperamos que cumplan lo prometido. Las pérdidas fueron muy grandes, especialmente en la comarca del Andévalo y la Campiña”, apunta.
Innovar desde la tradición
El proyecto con el que recibe el segundo premio el año pasado se distingue por su carácter ecológico y extensivo. “Todo mi ganado se cría en extensivo y bajo criterios ecológicos. Además, no es fácil incorporarse con tanta cantidad de animales, así que mi expediente fue fuerte”, explica.
Su iniciativa combina respeto al medio ambiente y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, valores que encajan con los objetivos del programa de mujeres rurales innovadoras impulsado por la Diputación.
“Las barreras se las pone una misma”
Al hablar del papel de las mujeres en el campo, Ana María lo tiene claro: “Las barreras se las pone uno mismo”. Reconoce que la ganadería y la agricultura han sido tradicionalmente ámbitos masculinos, pero insiste en que eso está cambiando. “Si en lugar de ver las dificultades como un obstáculo, las tomas como una oportunidad para aprender, avanzas más fuerte”, afirma.
Cuenta que a veces se encuentra con actitudes de desconfianza por parte de algunos hombres del sector. “Cuando alguien me mira con recelo, pienso que puedo aprender algo de esa persona. Me quedo con lo positivo, y al final se dan cuenta de que soy tan válida como cualquier hombre”, declara con convicción.
Un mensaje a las mujeres rurales
Antes de despedirse, lanza un mensaje a las mujeres y jóvenes que dudan en dedicarse al campo: “Si de verdad les gusta, que se animen, porque no se van a arrepentir”. Eso sí, advierte que no es un camino fácil: “Sofocones hay muchos y todos los días, pero ninguna profesión es sencilla. Hay que ir poco a poco, con constancia y esperanza”.
Con optimismo y trabajo duro, Ana María Sayago se ha convertido en un referente del emprendimiento femenino en el mundo rural. Su historia refleja que la innovación también nace del esfuerzo cotidiano, de quienes transforman la tierra con sus manos y rompen moldes con su ejemplo.