La huella de la Reconquista en Huelva: el Castillo de Santa Olalla del Cala
Construido en el siglo XIII por orden de Sancho IV el Bravo, el castillo de Santa Olalla del Cala formó parte de una estratégica red defensiva conocida como la Banda Gallega, clave en la reconquista del Reino de Sevilla.
Huelva - Publicado el - Actualizado
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Enclavado en lo alto de una colina, el castillo de Santa Olalla del Cala no solo es una fortaleza medieval, sino también un testimonio silencioso de la historia política y territorial de Andalucía. Esta semana, el arquitecto Luis Alfonso, nos lleva a descubrir las múltiples capas que esconde esta construcción del siglo XIII.
“Los castillos no eran solo una fortificación individual”, explica Luis Alfonso, “sino que formaban parte de un sistema mayor, una red de defensa”. En este caso, se refiere a la Banda Gallega, una línea de castillos creada por orden de Sancho IV el Bravo en 1293 para proteger la frontera del Reino de Sevilla durante la Reconquista.
Lejos de ser una simple estructura de piedra, el castillo es una pieza clave en un entramado territorial diseñado con lógica militar. “Era una línea defensiva similar a otras que existen en todo el mundo”, afirma el arquitecto, quien compara esta organización con las marcas carolingias en Europa o incluso con la Muralla China. Así, el estudio de estas construcciones permite entender cómo se organizaban los territorios y se definían las estrategias geopolíticas del medievo.
Además, los castillos actúan como testigos arquitectónicos del paso del tiempo. “Muchas veces son mezclas de estilos que evolucionan del gótico al mudéjar”, señala Luis Alfonso. Y es que cada época deja su huella como si de un lienzo se tratase. El arquitecto celebra una acertada comparación que surge durante la charla: “Nuestro patrimonio arquitectónico es como un estrato geológico del que podemos extraer mucha información del pasado”.
Este enfoque transversal conecta lo local con lo global. “Siempre que hablamos de una arquitectura concreta, terminamos hablando de procesos universales”, sostiene. Un ejemplo de ello son las torres defensivas costeras de Punta Umbría y Mazagón, diseñadas siglos después para frenar los ataques piratas. Según Luis Alfonso, estas representan una suerte de “versión 2.0” de las defensas de sierra, que avanzaban conforme se consolidaba el control del territorio.
El tiempo transforma las funciones, pero no el valor de los espacios. En el siglo XIX, el castillo de Santa Olalla del Cala incluso fue utilizado como cementerio municipal. “Cuando la arquitectura está bien hecha, acaba sirviendo para lo que sea”, concluye Luis Alfonso con humor y admiración.
En definitiva, visitar este castillo no es solo pasear por un monumento, sino asomarse a una historia contada en piedra, capas y fronteras.