Las naves de la Catedral de Granada se llenaron de fieles para el rezo del Vía Crucis, convocado un año más por la Federación de Cofradías. El templo metropolitano tuvo que cerrar sus puertas, para acondicionar la presencia de fieles a la normativa de la pandemia. En medio de un emocionante recogimiento, se rezaron las catorce estaciones, mientras la salmista y el órgano iban acompañando la lectura de los canónigos, el consiliario de la Federación, Rvdo. D. José Gabriel Martín y los cofrades.. El Ayuntamiento de Granada estuvo representado por el concejal José Antonio Huertas.

Presidía el acto la Virgen de los Dolores, con motivo del 60 Aniversario de la Bendición de la escultura en madera policromada de Aurelio López Azaustre. Es la segunda dolorosa de vestir a la que rinde culto esta corporación. Estaba sobre un altar, con reminiscencia de la Semana Santa de antaño. Destacaba la peana de espejos, tan propio del carácter granadino, y el exorno floral de colores fundamentalmente pasionistas, entre las que llamaban la atención los cardos y los alhelíes. La Madre de Dios aparecía a los pies de una Cruz de la que pendía un sudario, cedido por la Soledad de Santo Domingo. Estrenaba manto de terciopleo negro y de pico, que iba sobre los hombros, y toca goyesca del XIX, en terciopelode seda brocada, cruz pectoral en plata de ley y taracea granadina, con un zafiro. Los candelabros de guardabrisas han sido cedidos de las cofradías de la Sentencia y Marvillas. El conjunto ha estado inspirado en el primitivo paso de la Virgen.