El Cerro de la Merced de Cabra será declarado Bien de Interés Cultural por su excepcional legado íbero
Su ocupación abarca un amplio periodo cronológico que va desde el Calcolítico, o incluso el Neolítico Final, hasta la época medieval islámica
El yacimiento del Cerro de la Merced de Cabra.
Córdoba - Publicado el
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La Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía ha iniciado el procedimiento para inscribir el yacimiento arqueológico del Cerro de la Merced, situado en el término municipal de Cabra (Córdoba), en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Zona Arqueológica.
Este reconocimiento responde al extraordinario valor histórico, arqueológico y patrimonial de un enclave que, por su riqueza material, tipología inédita y excelente estado de conservación, representa uno de los complejos ibéricos más singulares documentados en Andalucía. La declaración BIC supone la máxima figura de protección legal del patrimonio andaluz y permitirá preservar un conjunto de características únicas que han sorprendido a la comunidad científica.
El Cerro de la Merced se ubica sobre una elevación cónica a unos cinco kilómetros al este de Cabra. Las investigaciones arqueológicas realizadas han demostrado que su ocupación abarca un amplio periodo cronológico que va desde el Calcolítico, o incluso el Neolítico Final, hasta la época medieval islámica. No obstante, el periodo de mayor relevancia histórica corresponde a la época ibérica, entre los siglos V y II a.C., cuando el cerro albergó un complejo monumental aristocrático sin precedentes en la Alta Andalucía.
Durante años, se pensó que este enclave correspondía a una simple torre o atalaya, pero las excavaciones iniciadas en 2012 desvelaron una realidad muy distinta: se trataba de una sede de poder político y simbólico, posiblemente ocupada por un aristócrata o “señor de la guerra” íbero. En ese contexto, se construyeron una serie de estructuras monumentales concebidas no solo para su uso funcional, sino para ser vistas desde la Campiña cordobesa y servir como símbolo de ostentación y autoridad.
La cima del cerro fue nivelada para acoger un gran edificio de planta cuadrada, posiblemente con función ceremonial o de culto. Esta primera construcción se erigió con sillería decorada con cornisas y relieves vegetales de gran calidad, cuyos fragmentos fueron reutilizados más adelante para levantar nuevos muros. Posteriormente, el edificio fue reformado profundamente, incorporando una segunda planta y reforzando su estructura con muros ciclópeos, técnica constructiva que consistía en el uso de grandes bloques de piedra sin argamasa.
A este núcleo principal se le sumó un amplio complejo que incluía terrazas, rampas, edificios secundarios y una excepcional escalinata de piedra, todo ello configurando una arquitectura absolutamente singular en el mundo ibérico. Según los expertos, estas construcciones no tienen paralelos cercanos en el sur de la península, aunque presentan similitudes con precedentes del periodo Orientalizante en el Bajo Guadalquivir, Extremadura y el Levante.
Uno de los elementos más destacados del conjunto es su excelente estado de conservación. El edificio principal mantiene alzados en adobe sobre zócalos de piedra que en algunos puntos alcanzan los cuatro metros de altura. También se conservan hiladas de mechinales a dos metros del suelo que evidencian la existencia de una planta superior. Todo ello convierte al Cerro de la Merced en un caso excepcional en la arqueología peninsular.
Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un rico repertorio de materiales: armas, piezas de indumentaria, cerámica importada —ática y helenística—, vasos de mesa, contenedores de almacenamiento y molinos, entre otros, que atestiguan la intensa actividad política, simbólica y cotidiana que se desarrolló en el lugar.
Con la declaración como BIC, la Junta de Andalucía da un paso decisivo para garantizar la protección, investigación y puesta en valor de este yacimiento, que ofrece una ventana única para entender las formas de poder, religión y organización social en el mundo íbero. Además, permitirá consolidar su estudio a largo plazo y abrir nuevas vías de interpretación en el marco del patrimonio arqueológico andaluz.
El Cerro de la Merced se convierte así en un enclave estratégico dentro de la arqueología del sur peninsular y en un ejemplo de cómo el conocimiento científico puede cambiar radicalmente nuestra comprensión del pasado.