Cáncer de ovario: los síntomas silenciosos, los avances que dan esperanza y lo que puedes hacer para prevenirlo

Los últimos avances en el conocimiento de la biología molecular del tumor han permitido integrar la histología con el perfil genético

Fran Durán

Córdoba - Publicado el

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El cáncer de ovario sigue siendo uno de los tumores más agresivos y silenciosos que afectan a las mujeres, pero el avance de la medicina está logrando cambiar su historia. Atrás queda la idea de que un diagnóstico en fase avanzada es sinónimo de un pronóstico desalentador. Gracias a las nuevas terapias dirigidas, la cirugía especializada y los tratamientos de mantenimiento, el horizonte se amplía para muchas pacientes.

Los últimos avances en el conocimiento de la biología molecular del tumor han permitido integrar la histología con el perfil genético, abriendo la puerta a una medicina de precisión. Esto significa adaptar el tratamiento a cada paciente según las características de su cáncer y en el momento adecuado. Entre los grandes hitos, destacan los inhibidores de la enzima PARP (iPARP), que actúan evitando que las células cancerosas se reparen y sobrevivan. Su aplicación está marcando un antes y un después en la supervivencia de las mujeres diagnosticadas con esta enfermedad.

A día de hoy, el 50% de los tumores epiteliales de ovario de alto grado presentan un déficit en la recombinación genética, lo que hace que estos tratamientos dirigidos sean especialmente eficaces. Por eso, conocer el estatus BRCA (gen relacionado con el cáncer hereditario) al inicio del diagnóstico es esencial. Aunque solo entre el 10 y el 15% de los casos tienen origen hereditario, identificar a las pacientes con mutaciones permite personalizar aún más el abordaje terapéutico.

María Jesús Rubio

El impacto de estas nuevas herramientas clínicas se ve reflejado en un aumento de la supervivencia libre de enfermedad y en la posibilidad, en algunos casos, de transformar una patología avanzada en una potencialmente curable. La combinación de cirugía con enfermedad residual cero, quimioterapia y terapias de mantenimiento ha demostrado ser especialmente efectiva en pacientes con alto riesgo de recaída.

Más allá del tratamiento farmacológico, la prevención y el autocuidado siguen siendo pilares básicos. Llevar un estilo de vida saludable no solo ayuda a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad, sino que también mejora la tolerancia a los tratamientos y la calidad de vida de las pacientes. La alimentación equilibrada, el ejercicio físico regular, evitar el tabaco y controlar el consumo de alcohol son estrategias accesibles y efectivas.

Es fundamental, además, estar alerta a los síntomas. El cáncer de ovario no suele dar señales claras en fases iniciales, y muchas veces se diagnostica de forma casual durante una revisión ginecológica. Por eso, se insiste en la importancia de acudir al especialista ante molestias digestivas persistentes, distensión abdominal, sensación de saciedad precoz o cambios en los hábitos urinarios.

La medicina está evolucionando también hacia un enfoque integral. Las pacientes no solo necesitan fármacos efectivos, sino también acompañamiento emocional, apoyo psicosocial y seguimiento nutricional. Este modelo, conocido como oncología integral, mejora tanto el pronóstico como el bienestar general de las mujeres que conviven con la enfermedad.

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