De agustina a agustino: el mensaje de una monja de Lucena al nuevo Papa León XIV

La hermana Sara asegura que "será un Papa con apertura universal. Sabe lo que significa escuchar al que sufre y, por tanto, sabrá sembrar la semilla de Dios"

Fran Durán

Córdoba - Publicado el - Actualizado

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La elección del nuevo Papa, León XIV, ha llenado de emoción y esperanza el convento de las Madres Agustinas de Lucena. Desde la recogida paz del monasterio, fundado en 1639 junto a la iglesia de San Agustín, nueve hermanas de distintas partes del mundo —España, México, Tanzania y Kenia— vivieron la fumata blanca con una mezcla de alegría desbordante y un sentimiento de unión espiritual con el nuevo sucesor de Pedro.

Frente al televisor del locutorio, las religiosas seguían atentas la señal en directo desde el Vaticano. “Nos sorprendió muchísimo cuando escuchamos el nombre de Robert Prevost. ¡Un hijo de San Agustín, como nosotras!”, recuerda sonriente la hermana Sara. “Fue una alegría inmensa"

Desde ese momento, las oraciones del convento se han dirigido con especial fervor al nuevo Pontífice, que se convierte en el Papa número 267 de la Iglesia católica. “Rezaremos intensamente por él, para que el Señor lo guíe en esta misión tan compleja y llena de responsabilidad”, explica la hermana Sara, consciente de los retos espirituales, sociales y humanos que conlleva el liderazgo de la Iglesia universal.

La hermana Sara, al pedirle que le envíe un mensaje a Papa León XIV, nos ha dicho: "No sé si le llegará, pero que sepa que estamos rogando mucho por él. Que ame mucho a Dios, a la Iglesia, y que tenga conciencia que tendrá enemigos, pero que habrá muchas personas más detrás de él".

Para ella, la elección de León XIV tiene una carga simbólica y espiritual muy profunda. “Él conoce la misión en tierra difícil. Ha trabajado en Perú, con comunidades humildes, con necesidades reales, donde hay que arremangarse y mirar al otro a los ojos. Eso deja huella, y esa huella la lleva ahora al Vaticano”, afirma.

La hermana Sara interpreta su pasado como obispo de Chiclayo y su vocación misionera como señales de una Iglesia que se abre más allá de sus estructuras tradicionales. “Será un Papa con apertura universal. Sabe lo que significa escuchar al que sufre y, por tanto, sabrá sembrar la semilla de Dios en todos los rincones del mundo”, añade.

En el silencio de los claustros, las palabras de ánimo y fe no se detienen. La comunidad ve en León XIV un pastor cercano, sensible y profundamente humano. “Como agustinas, compartimos mucho más que una regla: compartimos una forma de mirar al mundo, desde el amor, la humildad y la entrega. Y eso, en él, se nota”, asegura.

El convento de Lucena, en activo desde hace casi cuatro siglos, mantiene una vida de oración, contemplación y servicio, en conexión permanente con la actualidad de la Iglesia. “La elección de un Papa siempre es un soplo del Espíritu, pero cuando además se trata de alguien que comparte tu carisma, tu espiritualidad, el vínculo se vuelve aún más profundo”, concluye la hermana Sara. 

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