El Alcázar de los Reyes Cristianos, testigo de la historia de España
Fortaleza, palacio y cárcel: sus muros han visto pasar a monarcas, inquisidores, soldados y presos
Córdoba - Publicado el
4 min lectura
Continuamos en COPE descubriendo la ruta de Castle Love. Esta vez hacemos parada en la capital donde encontramos el Alcázar de los Reyes Cristianos, que se levanta junto al Guadalquivir como un resumen en piedra de la historia de Córdoba y, en buena medida, de la de España. Fortaleza, palacio y cárcel: sus muros han visto pasar a monarcas, inquisidores, soldados y presos. Hoy es uno de los monumentos más visitados de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad, pero sobre todo es un espacio donde la memoria no ha dejado de acumularse durante siglos.
Fachada trasera del Alcázar de los Reyes Cristianos
Fortaleza, palacio y cárcel
El investigador José Manuel Escobar lo resume en tres etapas. “Primero, como fortaleza, en un periodo de inestabilidad política del Reino de Castilla y con la emergencia del Reino de Granada. Desde finales del siglo XIII, y sobre todo con Alfonso XI en el XIV, se comienza la construcción del Alcázar sobre un palacio almohade”.
José Manuel Escobar, doctor en Historia
Ese carácter defensivo se mantuvo hasta la llegada de los Reyes Católicos. A partir de 1482, con la guerra de Granada en marcha, el Alcázar se convirtió en palacio real durante una década crucial. “Aquí se instalaron los Reyes Católicos, aquí vivieron y desde aquí organizaron la campaña”, recuerda Escobar. Isabel se ocupaba del abastecimiento de las tropas, mientras Fernando planificaba las operaciones militares.
La tercera etapa marca el lado más sombrío. Tras la conquista de Granada en 1492, el edificio fue cedido a la Inquisición y convertido en cárcel. “Comienza el periodo tenebroso, en el que este lugar pasa a ser temido por los cordobeses”, subraya Escobar. Ese uso se prolongó hasta el siglo XIX. Torres emblemáticas
Entre sus elementos más reconocibles se encuentran la Torre del Homenaje y la Torre de los Leones. La primera, símbolo del poder real, servía para jurar fidelidad al monarca y para recibir embajadores. Desde ella se controlaba además el puente romano.
Torre del Homenaje del Alcázar de los Reyes Cristianos
La Torre de los Leones, de planta cuadrada, conserva rasgos almohades en su exterior y una bóveda gótica en su interior. “Por su belleza es quizás la más emblemática”, afirma Escobar. Ambas ofrecen hoy vistas privilegiadas sobre la ciudad y el río.
La huella de todas las épocas
El arqueólogo Alberto León destaca el valor del enclave: “Es quizá uno de los lugares que mejor sintetiza la historia de la ciudad. Tenemos una secuencia arqueológica desde el siglo I d.C. hasta el XX prácticamente sin interrupciones, con mosaicos romanos, varias líneas de murallas, restos del alcázar andalusí y del palacio almohade, y después las transformaciones cristianas”.
Alberto León, arqueólogo de la Universidad de Córdoba
Ese continuo uso explica su importancia como centro de poder desde época tardoantigua. “Aquí se instaló el poder civil desde el siglo V. Los musulmanes lo reocuparon con el Alcázar Omeya y más tarde los almohades lo transformaron en el palacio que servirá de base al Alcázar de los Reyes Cristianos”, añade León.
En restauraciones recientes se han descubierto hallazgos significativos, como una puerta almohade con arco de herradura que daba acceso al palacio antes de la conquista castellana. También se ha confirmado el origen islámico de elementos del Patio Morisco.
Espacios imprescindibles
Escobar aconseja detenerse en los Baños de Doña Leonor de Guzmán, de origen almohade, así como en el Salón de los Mosaicos, donde se exponen piezas romanas halladas en la Corredera. Otros rincones destacados son el Patio Morisco, el Patio de las Mujeres y los jardines.
Sobre estos últimos, León recuerda que son una recreación del siglo XX diseñada por el alcalde Antonio Cruz Conde para realzar el monumento y ponerlo a la altura de otros grandes alcázares del sur peninsular. Aunque no responden a un diseño histórico, hoy son el espacio más visitado.
Patrimonio vivo
El Alcázar no es un edificio aislado, sino parte de un paisaje histórico que incluye la Torre de la Calahorra y el puente romano. Para León, ese conjunto muestra cómo Córdoba siempre ha vivido de cara al río.
Preguntado por su rincón favorito, el arqueólogo elige el Patio de las Mujeres: “Es el lugar que mejor refleja la continuidad de la ciudad desde época romana hasta la Edad Media. Cada excavación aquí nos habla de nuevas capas de historia”.
Hoy, declarado Monumento Histórico desde 1931 e integrado en el Patrimonio de la Humanidad, el Alcázar es mucho más que un atractivo turístico. Como resume Escobar, “en cada piedra podemos leer la evolución de Córdoba y también de España. Su historia no se entiende sin este edificio”.