Estos son los motivos por los que no se puede educar de espaldas a la familia
Constantemente hablamos de fracaso escolar, pero hay quien nos dice que es una expresión incorrecta e incoherente
Estos son los motivos por los que no se puede educar de espaldas a la familia
Córdoba - Publicado el
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El término "fracaso escolar" es una expresión que delega la responsabilidad del éxito o fracaso en la escuela, en los profesores, en los sistemas educativos. Pone el foco de atención exclusivamente en los centros educativos. Si tienes muchos aprobados, eres un buen profesor; si no, eres un mal profesor y tienes que hacértelo mirar. Es el esquema que inhibe a la familia de cualquier responsabilidad sobre los resultados y que tampoco tiene en cuenta la influencia del ambiente social sobre la motivación del niño hacia la educación, el estudio y el esfuerzo. Tampoco considera cómo el sistema educativo, o las diversas leyes educativas han logrado mejorar o emperorar la calidad de la enseñanza, eso es algo que nunca se revisa a la luz de los resultados.
ESTOS SON LOS MOTIVOS POR LOS QUE NO SE PUEDE EDUCAR DE ESPALDAS A LA FAMILIA
Para el profesor José Carlos Aranda "si suspenden menos, si abandonan menos… la cosa va a mejor, pero luego nos encontramos con los resultados PISA, con las dificultades de comprensión lectora, por ejemplo, ante las dificultades crecientes para el cálculo o la memoria. Nada de esto se tiene en cuenta.
El resultado es demoledor porque los niños no son tornillos, no están en una cadena de montaje, cada uno es diferente y tiene sus circunstancias particulares influyendo en sus estímulos y respuestas. Y esto lo condiciona todo".
¿CÓMO INFLUYE LA FAMILIA EN LAS POSIBILIDADES DE ÉXITO ESCOLAR Y EN LA VIDA?
Su importancia es determinante. Pero vamos a centrarnos en tres aspectos fundamentales: En primer lugar, durante los tres primeros años de vida, el niño desarrolla el 80 % de la precorteza frontal, ahí es donde se procesa el pensamiento y este se formula a través de la lengua. El niño aprende a hablar en este periodo, es el aprendizaje de la lengua materna.
Un niño que nace en el seno de una familia culta, recibirá un código mucho más rico y variado en palabras y estructuras sintácticas. Esto le va a facilitar el aprendizaje porque el código que encuentra en el aula, cómo habla el profesor, es similar al que ya domina. En segundo lugar, una familia donde se respire amor y tranquilidad, buenos usos y costumbres, instaura en el niño hábitos educativos correctos, lo que antiguamente se decía “ser educado”, hábitos tan sencillos como respetar el turno, dar las gracias, pedir perdón o permiso facilitan la convivencia.
Esto hatá mucho más sencillo el tránsito del hogar al colegio, las normas son similares, la adaptación mucho más sencilla. En un ambiente sosegado el niño se siente seguro, eso le permite fomentar su curiosidad y ser más receptivo a los estímulos externos, su aprendizaje será más eficaz.
HABLABAMOS DE TRES FACTORES, ¿CUÁL SERÍA EL TERCERO?
El tercero sería la actitud de la familia hacia la escuela y el aprendizaje. Una familia que muestre interés por lo que ocurre en la escuela, por los resultados, los éxitos y las dificultades de su hijo traslada ese interés al niño. El niño es consciente de que es un aspecto importante y tratará de responder a esas expectativas. Si, por el contrario, criticas continuamente a la escuela, a los profesores, al sistema…
Si repites en casa que estudiar no sirve de nada estarás limitando a tu hijo que trasladará el desinterés de los padres a la escuela. Esto es lamentable. Quizás el peor error que podamos cometer con nuestros hijos o nuestros alumnos es arrebatarles la esperanza, no inculcarles la certeza durante la infancia de que con esfuerzo todo se puede, que no hay que ser el mejor, pero sí dar lo mejor de uno mismo cada día.
Con eso basta. Recuerdo a una alumna de 1º de la ESO que no hacía absolutamente nada, iba al instituto a divertirse, las clases la aburrían. Le pregunté por qué no lo intentaba, que su futuro podía depender de ello, que estaba en esa edad decisiva de empezar a tomar decisiones. Me respondió que no tenía sentido, su mamá era limpiadora, ella sería limpiadora y para eso no necesitaba estudiar. Más le valía aprovechar el tiempo que le quedaba para divertirse antes de llevar esa vida que llevaba su madre. A esto me refiero. Cuando el niño se convence de que ese es su horizonte, ¿qué posibilidades de motivación existen?
¿Y QUÉ PODEMOS HACER?
Tomar conciencia de la enorme importancia, de la influencia que ejercemos sobre nuestros hijos a través de nuestras palabras y nuestro ejemplo. Y también tomar conciencia de la enorme labor de la escuela para poder ofrecer oportunidades a los más desfavorecidos, a quienes por sus circunstancias, llegan con menos posibilidades y recursos. Pero para lograrlo necesitamos la ayuda de todos, políticos, familias, medios de comunicación y profesores. Mientras tanto, cada uno, en nuestra casa, en nuestra clase, hacerlo lo mejor posible cada día. Y desearnos ilusión y suerte.