Cádiz
Historias, mitos y leyendas del antiguo templo de Hércules en Cádiz
Conocido en la antigüedad como el santuario de Heracles o Heracleión, los almorávides lo destruyeron en el año 1146
Mitos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El castillo de Sancti Petri es una fortificación de carácter defensivo situada en un islote en la desembocadura del caño de Sancti Petri, en el término municipal de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Formaba parte de la línea de fortificaciones que protegían la entrada del caño de Sancti Petri, brazo de mar que desemboca frente al islote, junto a las baterías defensivas de la punta del Boquerón (la batería de Urrutia, la batería de San Genís y la batería de Aspiroz), formando un conjunto de importancia estratégica y militar para la zona. La torre-atalaya es la construcción más antigua (1610). El resto de la construcción, las murallas y el interior del recinto, datan del siglo XVIII. Aunque existe constancia de asentamiento humano en este entorno de época muy anterior conocido como Templo de Hércules Gaditano o de Hércules-Melkart. En esta época el islote no existía, pues se situaba en la isla principal del archipiélago gaditano, la isla de Kotinoussa, que se extendía hasta la actual Cádiz unida por aquel entonces por una vía que hoy no existe debido a la acción del mar, quedando aun vestigios de dicha unión.
Según los datos que nos proporcionan las fuentes clásicas, la expedición que fundó Gadir, allá por el año 1100 a.C., levantó en la parte oriental de ésta un santuario, el templo de Hércules o Melkart fenicio -protector de navegantes y comerciantes-, en cuya entrada, según Estrabón, los navegantes ofrecían sus sacrificios, siendo uno de los más importantes santuarios de la Antigüedad.
Pomponio Mela, renombrado historiador latino, aseguraba que bajo el templo se encontraban los restos del mismo Hércules, alcanzando por este motivo gran fama. Diversas fuentes históricas afirman que fueron muchos los personajes que visitaron este templo.
Aníbal llegó a la isla para ofrendar votos al dios antes de partir hacia la conquista de Italia.
También cuentan que Julio César visitó el templo, donde soñó sus victorias justo tras haber lamentado ante el busto de Alejandro Magno, el haber llegado a la edad del macedonio sin haber alcanzado logros.
Fueron los tirios quienes fundaron “Gadeira” y construyeron la ciudad en la parte occidental y ubicaron el santuario en su parte oriental, el cual estaría probablemente formado por un conjunto de diversos edificios y donde el templo quedaría en la zona más antigua: un amplio patio abierto y en cuya puerta encontraríamos dos grandes columnas. Estas son las famosas puertas que representaban, repujados en bronce, los trabajos de Hércules.
Los historiadores afirmaban que el templo se fundó durante la guerra de Troya a principios del siglo XII a. C.
En las columnas de la entrada, probablemente de bronce, los navegantes hacían sus sacrificios. Abundaban en el santuario los altares de bronce con el fuego sagrado o mostrando escenas de la vida de Hércules.
Fue en época de Trajano cuando el templo alcanzó su máximo esplendor, encontrándose numerosas estatuas de la época en los restos del templo que adivinan la significativa relevancia que alcanzó el santuario. Su decadencia comenzó en el siglo IV, perdiendo su pasada grandeza por completo durante el dominio visigodo. Vestigios de esta época, rescatados de forma accidental de las aguas circundantes, pueden contemplarse hoy en día en el Museo de Cádiz (en la Plaza de Mina en la capital gaditana). Entre ellos destaca la escultura “thoracata” de emperador en bronce, mostrando al emperador divinizado y que datada de finales del siglo I o comienzos del siglo II.
A partir de este momento empezó a sufrir ataques y destrucciones, la acción del mar, la explotación de canteras de piedra ostionera y sucesivas ocupaciones, provocaron prácticamente la desaparición del santuario, quedando de él algunos indicios arqueológicos. Pese a ello no se ha realizado ninguna excavación arqueológica seria en la zona. La destrucción final del castillo queda recogida en una crónica medieval traducida por Claudio Sánchez Albornoz, en la que se afirma que fue arrasado durante las invasiones almogávides.
Es importante recordar, ya que constituye un error frecuente, que no se debe confundir el actual castillo con aquel templo de Hércules-Melkart. No existe evidencia de que este último estuviese ubicado físicamente en el actual islote de Sancti Petri, aunque si en sus cercanías. No olvidemos que la morfología del litoral circundante ha cambiado notablemente desde la edad del bronce.