El queso freso es uno de los productos indispensables en las neveras de muchos hogares. A menudo se confunde con queso tierno y no es lo mismo. “El queso fresco es aquel que se puede consumir cuando finaliza el proceso de fabricación mientras que con el tierno no ocurre eso”, puntualiza la nutricionista y experta en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, María Dolores Rubio Escobar.

TIPOS DE QUESO FRESCO

En el mercado podemos encontrar queso fresco de vaca, oveja y cabra. También están los elaborados con una mezcla de distintos tipos de leche.

Seguro que los amantes de este lácteo han probado el queso inglés cottage de textura granulosa que recuerda al requesón, el famoso queso griego feta hecho a base de leche de oveja y cabra, o el käse, que tanto gusta a los alemanes por su consistencia cremosa y sabor ligeramente ácido. Si viajamos a Francia, nos ofrecerán el típico petit suisse, sin sal, suave y muy cremoso.

Su fabricación puede ser tradicional o moderna lo que se reflejará en el precio. “Si el proceso es artesanal entonces encarecerá el producto que tendrá más calidad”, comenta Rubio Escobar, que explica además que “normalmente el queso fresco se obtiene usando coagulante microbiano o cuajo”.

QUESO DE BURGOS

En España el queso fresco más popular es el de Burgos. Se fabrica con leche de vaca, oveja, cuajo y sal. “Es muy suave y también se puede encontrar en su variedad sin sal y sin grasa aunque la de este queso no sería preocupante”, comenta la nutricionista. Podríamos decir que es de los que menos engordan.

TRES TIPOS DE CUAJO

En referencia al cuajo, podemos distinguir tres tipos: el microbiano, que es un hongo, el vegetal, que procede del cardo silvestre y, el animal, que procede “del cuarto estómago del becerro que tenga como máximo seis meses de edad”, según nos cuenta la nutricionista.

APORTE NUTRICIONAL Y BENEFICIOS PARA LA SALUD

Así mismo, Rubio Escobar indica que el queso fresco contiene sobre todo “proteína, algo de grasa y minerales como el calcio, fósforo y magnesio”. Además tiene “vitamina A, D y del grupo B”.

¿QUESO FRESCO O TIERNO?

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“Es importante distinguir entre queso fresco y tierno”, reitera la experta en alimentos.

Los frescos se pueden consumir justo cuando acaba el proceso de fabricación mientras que los tiernos requieren una maduración de, al menos, siete días. “Cuanto más se madure, más seco va a estar, y menor concentración de agua tendrá”, concluye Rubio Escobar.

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