Análisis de Little Nightmares III en PS5 Pro: una joya de terror que brilla en la nueva generación
La oscuridad vuelve a hacerse pequeña, y la infancia vuelve a dar miedo. Little Nightmares III, desarrollado esta vez por Supermassive Games (creadores de Until Dawn y The Quarry), llega para continuar la aclamada saga de terror y plataformas. Disponible desde octubre de 2025, la versión para PS5 Pro demuestra que los miedos más profundos pueden sentirse más vivos que nunca en la nueva generación de consolas.
Este análisis repasa cómo se comporta el juego en PS5 Pro, qué aporta su nuevo modo cooperativo y por qué, pese a mantener un espíritu continuista, logra consolidarse como una de las experiencias más envolventes del año.
Rendimiento técnico: potencia y atmósfera en equilibrio
La versión de Little Nightmares III en PS5 Pro saca partido de la potencia extra de la consola. El juego mantiene 60 fotogramas por segundo estables, con una resolución que escala hasta 4K dinámico, ofreciendo un acabado visual digno de un título de nueva generación. Los escenarios, ricos en textura y profundidad, cobran vida con un nivel de detalle que resalta especialmente en los juegos de luces y sombras, un elemento clave para su ambientación.
El uso del iluminado volumétrico y las sombras dinámicas contribuyen a una sensación constante de tensión. Las luces parpadeantes, los pasillos sumidos en penumbra y el contraste entre colores cálidos y fríos hacen que cada escenario se sienta tan inquietante como hipnótico. Lugares como La Necrópolis o El Carnaval Retorcido se graban en la retina con facilidad.
A nivel de rendimiento, los tiempos de carga son prácticamente inexistentes gracias al SSD de PS5 Pro. Las transiciones entre cinemáticas y niveles son instantáneas, lo que refuerza la sensación de inmersión. El sonido 3D también se aprovecha al máximo: los susurros, los crujidos de madera o los ecos de pasos en la distancia generan una atmósfera envolvente y precisa, ideal para disfrutar con auriculares.
Solo se perciben ligeras imprecisiones en momentos de acción más frenéticos, como al calcular saltos o apuntar con el arco, pero son detalles menores dentro de un conjunto sólido y pulido.
Jugabilidad: cooperación, puzles y una narrativa sin palabras
La principal novedad jugable de Little Nightmares III es la introducción del modo cooperativo online. Por primera vez, los jugadores pueden compartir el viaje junto a un amigo, cada uno encarnando a uno de los protagonistas: Low y Alone. Si prefieres jugar en solitario, la inteligencia artificial se encarga del acompañante, con un comportamiento sorprendentemente natural.
Ambos personajes tienen habilidades distintas:
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Low porta un arco que permite activar mecanismos a distancia o distraer a enemigos.
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Alone usa una llave inglesa con la que puede manipular engranajes, romper obstáculos o accionar palancas.
Esta dualidad obliga a colaborar constantemente, no solo para resolver puzles, sino también para avanzar en secciones de plataformas o escapar de enemigos. El cooperativo no se siente un añadido superficial: está integrado de forma orgánica, aportando variedad y frescura a la fórmula.
Los puzles están diseñados con ingenio, alternando lógica, observación y coordinación. No hay indicadores ni ayudas visuales explícitas; la comunicación y la intuición son las herramientas principales. Esa decisión de diseño refuerza la sensación de vulnerabilidad, uno de los sellos de identidad de la saga.
Un universo inquietante y fascinante
A nivel narrativo, Little Nightmares III mantiene la tradición de contar historias sin palabras. Todo se transmite mediante gestos, sonidos y símbolos visuales. El jugador interpreta más de lo que se le explica, y ahí reside parte de su magia.
El nuevo entorno, The Spiral, funciona como un hilo conductor entre los diferentes mundos y pesadillas. Cada zona tiene su propia personalidad: desde fábricas mecánicas llenas de figuras grotescas hasta ferias abandonadas que esconden horrores tras la fachada de colores. La dirección artística es simplemente impecable, con escenarios que parecen extraídos de una pesadilla infantil ilustrada por Tim Burton.
Supermassive Games ha sabido respetar el estilo visual creado por Tarsier Studios, pero le ha dado un pulido técnico notable. La iluminación, la profundidad de campo y la animación facial de los personajes muestran un salto cualitativo importante. Pese a no ser un título fotorrealista, el realismo emocional de sus escenas y su atmósfera opresiva logran una conexión inmediata con el jugador.
Duración, ritmo y rejugabilidad
La aventura principal puede completarse en unas 6 horas, dependiendo de la habilidad del jugador y de si se exploran todos los secretos ocultos. Aunque no es una campaña extensa, su duración resulta coherente con el tipo de experiencia que propone: intensa, compacta y emocionalmente absorbente.
Además, el modo cooperativo incentiva rejugar el título desde la perspectiva del otro personaje, lo que añade valor y profundidad. También existen coleccionables y rutas alternativas que enriquecen la exploración.
El ritmo está cuidadosamente medido: combina momentos de calma y exploración con secuencias de puro terror o persecuciones que ponen los nervios a flor de piel. Cada escenario introduce una mecánica nueva, evitando la sensación de repetición.
Apartado sonoro: el miedo también se escucha
La banda sonora, discreta pero precisa, cumple una función más ambiental que melódica. No hay grandes temas musicales, sino una composición de sonidos inquietantes, percusiones suaves y ecos metálicos que refuerzan la tensión. En PS5 Pro, el audio 3D y el DualSense trabajan juntos para potenciar la inmersión: el mando vibra con los latidos del corazón o con los pasos del enemigo acercándose lentamente.
La mezcla sonora es una de las mejores del género: cada detalle se escucha con claridad y contribuye a construir una experiencia sensorial envolvente. Es un ejemplo perfecto de cómo el sonido puede ser tan protagonista como la imagen en un videojuego.
Little Nightmares III en PS5 Pro confirma que la saga sigue en plena forma. Sin reinventarse por completo, logra evolucionar con acierto gracias a su modo cooperativo, su factura técnica impecable y su atmósfera inconfundible. Supermassive Games demuestra que entiende el alma del proyecto y la lleva un paso más allá, respetando su identidad original.
Los pequeños fallos —una duración algo corta, algún salto impreciso o un cooperativo que no permite unirse en mitad de partida— son insignificantes frente a la calidad global del conjunto. Lo que ofrece es una experiencia intensa, visualmente hipnótica y emocionalmente poderosa.
En definitiva, Little Nightmares III es un viaje de terror, ternura y belleza, un título que no necesita gritos ni sustos baratos para provocar auténtico desasosiego. Su equilibrio entre estética, jugabilidad y sonido lo convierte en una de las mejores experiencias narrativas y atmosféricas del año.
Si tienes una PS5 Pro, esta versión es la definitiva: fluida, inmersiva y técnicamente brillante. Una aventura pequeña en duración, pero enorme en personalidad.
Valoración final: 9/10.
Little Nightmares III se consolida como uno de los mejores juegos de terror de 2025 y un imprescindible para quienes aman el arte de asustar con elegancia.
Fuente: Little Nightmares III en PS5 Pro: un viaje escalofriante que sobresale en la nueva generación