El sorteo de la Lotería de Navidad es un momento único del año. La magia y la ilusión inunda las calles de todo nuestro país. Pero si hay un punto de nuestra geografía que se llena de fiesta, gente disfrazada y pasión por este acontecimiento es el Teatro Real de Madrid. Allí tiene es donde los niños de San Ildefonso cantantan los premios y nace la alegría.

Las puertas de este teatro se abren a las 8 de la mañana pero las personas que quieren entrar hacen cola desde la madrugada para hacerse con uno de los cotizados asientos. “Vengo desde Marbella, he estado conduciendo toda la noche, vengo con sueño, cansada pero vengo para la lotería” comenta una malagueña.

Cada cual lleva sus objetos para atraer a la suerte. Una señora, muy apegada a su familia se lleva un instrumento hecho con “los huesos de sus seres queridos”, otra llevaba un disfraz forrado de décimos de lotería, un grupo de Valdemoro que han decidido ataviarse como árboles de Navidad y los que simplemente se plantan una pelucas y unas gafas gigantes para no pasar desapercibido.

Dentro el ambiente está lleno de emoción. Algunos más afortunados que otros en el sorteo, como un chico que se dió cuenta de que a su madre le había toda un premio y no dudo en llamarla corriendo y darle la buena noticia. También hay veteranas como Carolina Pellico, quien hace años cantó el gordo en ese mismo lugar.

Pero el momento más esperado es cuando sale ‘el gordo’ la gente se levanta de sus asientos y comienza a aplaudir y a festejar aún sin saber si les ha tocado. Aunque toque o no toque la alegría de una mañana única ya no se la quitará nadie jamás. “Venir aquí era el sueño de mi vida” nos recuerda una señora mayor que tras 5 horas de coche desde Estepona hoy, por fin, hace sus sueños realidad.

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