ANIVERSARIO

Treinta años de José Tomás: el torero que cambió el pulso del toreo moderno

Se cumplen tres décadas de la alternativa en la Plaza México de un torero que ha marcado una época con una mezcla única de clasicismo, pureza y misterio.

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José Tomás, 30 años de alternativa

Sixto Naranjo Sanchidrian

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El 10 de diciembre de 1995, en la Monumental Plaza México, un joven madrileño nacido en Galapagar el 20 de agosto de 1975 se convertía en matador de toros. José Tomás recibió la alternativa de manos de Jorge Gutiérrez —que sustituyó al lesionado David Silveti— con Manolo Mejía de testigo, ante el toro Mariachi, de Xajay. Aquella tarde mexicana fue el arranque oficial de una trayectoria que, 30 años después, sigue instalada en la categoría de mito.

Forjado como novillero en México ante la falta de oportunidades en España, José Tomás llegó a la alternativa con una sólida experiencia americana y tras una salida a hombros en Las Ventas como novillero el 24 de septiembre de 1995, señal de la conexión temprana con la afición madrileña que marcaría su carrera. 

 El torero de entresiglos  

A partir de 1996, su nombre se instaló en los grandes carteles y, en muy pocos años, se convirtió en referencia indiscutible de la tauromaquia de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Sus faenas en Madrid (donde suma ocho Puertas Grandes), Sevilla, Barcelona, Nimes, Granada, Jerez o Huelva, entre otras muchas, fijaron la imagen de un torero vertical, hondamente clásico y de valor sereno, capaz de torear muy ceñido, con una quietud casi ascética y un toreo al natural convertido en bandera.

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José Tomás, el Domingo de Resurrección de Sevilla en 2021, donde abrió la Puerta del Príncipe

Críticos y aficionados, desde muy pronto, le situaron en la línea de las grandes revoluciones del toreo: estudios como los de José Carlos Arévalo trazaron una genealogía que va de Joselito a Belmonte, de Manolete a Paco Ojeda, para terminar el siglo con José Tomás como torero que “resume y anuncia el toreo por venir”.

Su figura se construyó tanto en el ruedo como en los silencios: temporadas muy intensas a finales de los noventa, un número elevado de salidas a hombros en Las Ventas y en plazas de primera, y, al mismo tiempo, una relación distante con los medios, recelo hacia la televisión y una personalidad hermética que alimentó la leyenda.

 Retirada, reaparición y fenómeno social  

Cansado de percances y de la presión, el de Galapagar se retiró inesperadamente en 2002, después de una temporada irregular pero aún plagada de triunfos. Cinco años más tarde, el 17 de junio de 2007, reapareció en la Monumental de Barcelona, llenando por completo el coso y rubricando una faena que muchos señalaron como uno de los hitos de su carrera. A partir de ahí, su regreso se convirtió en fenómeno social: allá donde se anunciaba, las plazas se llenaban y su nombre trascendía lo taurino para ocupar titulares en prensa generalista de medio mundo. 

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José Tomás, en su salida a hombros en la inolvidable tarde de junio de 2008

En 2008 llegó una de sus páginas doradas en Madrid: las cuatro orejas cortadas en una tarde en Las Ventas, algo que no ocurría desde hacía más de tres décadas, reforzaron la idea de que su tauromaquia había alcanzado rango de época. El indulto de Idílico de Núñez del Cuvillo en Barcelona esa misma temporada en la Monumental de Barcelona y su encerrona en esa misma plaza con seis toros un año después, cerraron el ciclo más exuberante de su trayectoria.  

 Aguascalientes: la cornada que marcó una vida  

El 24 de abril de 2010, en la Feria de San Marcos de Aguascalientes, México, José Tomás vivió el episodio más dramático de su carrera. Durante la faena a Navegante, toro de la ganadería de Pepe Garfias, sufrió una cornada terrible en la pierna izquierda, con una herida de unos 15 centímetros que seccionó la vena femoral y la arteria ilíaca. Para salvarle la vida fue necesaria una transfusión masiva de sangre y una operación de urgencia que le dejó al borde de la muerte y le obligó a cortar la temporada. 

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José Tomás es auxiliado tras haber sido cogido por el toro 'Navegante' en Aguascalientes

Aquel suceso, que paralizó al mundo del toro, reforzó aún más la imagen de un torero dispuesto a jugarse la vida en cada muletazo. Desde entonces, su carrera se fue espaciando: temporadas de muy pocos festejos, reapariciones puntuales y una presencia cada vez más selectiva en plazas y ferias. 

Las últimas apariciones y el peso de una leyenda

Tras reaparecer de nuevo y torear contadas corridas a lo largo de la década siguiente, José Tomás apostó por una tauromaquia “de acontecimiento”: tardes sueltas, plazas elegidas y carteles muy medidos, que agotaban el papel en cuanto se anunciaban. En el registro estadístico de los últimos años aparecen campañas simbólicas como las de 2011, 2012, 2014, 2016, 2018, 2019 y, ya más recientemente, 2022, siempre con un número muy reducido de paseíllos.

 Especial mención merece la encerrona matinal en solitario que protagonizó en la plaza de toros de Nimes el 16 de septiembre de 2012, una de las citas más impactantes de su trayectoria. José Tomás se enfrentó en solitario a seis toros de diferentes ganaderías, en una mañana de máxima expectación internacional y con la plaza llena hasta la bandera. Esa mañana, el madrileño firmó una actuación de enorme entrega y volvió a conectar con la dimensión épica que siempre ha rodeado su figura, saliendo a hombros tras una cosecha clamorosa de trofeos en lo que fue una de las gestas más recordadas de su segunda etapa como matador.  

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José Tomás , durante la matinal de Nimes en 2012

Su última comparecencia en España hasta la fecha tuvo lugar en la plaza de toros de Alicante, el 7 de agosto de 2022, donde cortó tres orejas y salió por la Puerta Grande, una nueva demostración de que, incluso con los años y las secuelas de los percances, su forma de entender el toreo sigue conmoviendo al público.

Mientras sus apariciones públicas se reducen hoy a contadas imágenes, la incógnita sobre un posible regreso a los ruedos sigue planeando sobre el ambiente taurino. 

(EPA) EFE

José Tomás, en su salida a hombros en su última tarde de luces en Alicante en 2022

 Una huella imborrable en la tauromaquia  

Treinta años después de aquella alternativa en la Plaza México, la huella de José Tomás en la tauromaquia de entresiglos es incuestionable. Su forma de concebir el toreo —quietud extrema, pureza en las formas, hondura al natural y una actitud casi mística ante el toro— ha marcado a una generación de aficionados y ha condicionado el listón de exigencia para muchas figuras posteriores.

Al margen de filias y fobias, de debates sobre su elección de ganaderías o su ausencia de algunas ferias, el balance de estas tres décadas lo sitúa como uno de los grandes nombres de la historia moderna del toreo: un torero capaz de llenar plazas en tiempos difíciles, de provocar discusiones encendidas en tertulias y de lograr que la palabra “tauromaquia” se colara en las portadas de medios no taurinos.

Treinta años después, el mito de José Tomás sigue vivo. Su futuro en los ruedos es una pregunta abierta; su lugar en la historia, una certeza.

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