5ª FERIA DE HOGUERAS
Tomás Rufo sale a hombros en Alicante sin pasión de triunfo grande
Daniel Luque corta una oreja ante un encierro decepcionante de Zacarías Moreno.
Tomás Rufo, en su salida a hombros este martes en Alicante
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Salvador Ferrer
La ganadería de Zacarías Moreno tiene sangre de Daniel Ruiz y Garcigrande. Lechón o Nigeriano son nombres de la génesis de los domecqs que pastan en La Mancha. Buena ganadería que falló en parte en Alicante.
Profusamente a la la verónica, ganando terreno, lanceó Castella al primer “Zacarías”. Atacado de kilos o eso parecía cuando perdía las manos. Además, le costaba acometer, ya no digamos repetir las embestidas. Estuvo centrado Castella con el toro, y paciente. Y luego, insistente. Demasiado plúmbeo con el toro asfixiado. Un aviso antes de montar o espada.
El cuarto se descordó nada más salir al ruedo. Una pena. En su lugar salió Cabezón, con el que Castella abrió faena como tantas veces entre pases cambiados. Buen son tuvo el de Zacarías aunque soltara la cara en ocasiones. Con circulares trató Castella de suplir las imperfecciones del toreo en redondo. No levantó vuelo la faena.
Bajo, un punto acochinado, y acapachado el segundo. Un tacazo. Se empleó en el caballo, las patas levantadas, los riñones metidos. Un volatín le hizo mella al toro. Luque lo acarició en un prólogo andando y muy torero. Casi al paso le sopló un trincherazo hermoso. Muy fácil el toro y más en las manos de un buen torero como es el de Gerena, que no pudo apretarlo. Brilló por su suavidad el toreo en redondo en medidos y mecidos muletazos. Mató de buena estocada que precisó un golpe de descabello.
El quinto fue Nigeriano, como tantos gentilicios que han dado nombre a toros ilustres. Como Sevillano, lidiado en sexto lugar. Luque firmó un ceñido quite por chicuelinas con un garboso remate que acabó siendo casi un muletazo con el capote. Torero. Atacó muy en corto Luque. Muy pronto, muy cerca. Demasiada autoridad quizá. Hubo pasajes hermosos con la mano derecha, ofrecido el pecho, rota la cintura. Las luquecinas finales prendieron más la mecha entre el público que el meollo del trasteo.
El castaño y acucharado tercero era una lámina. La hechura perfecta. Muy despacio, y sentido, toreó Tomás Rufo en el inicio de la faena. Hubo otra serie más reunida y a cámara lenta. Con la izquierda hubo varios sueltos y uno, especialmente, cumbre, hasta el final con los vuelos que el público coreó con gozo. Cayó la espada y la oreja.
El sexto, Sevillano, le tocó en suerte al toledano Rufo. El de Pepino, que en Alicante cuenta sus actuaciones por gazpachos formados, comenzó de rodillas. Una serie posterior, derecho, tuvo entidad y rotundidad. A cámara lenta y por abajo los muletazos. El palillo por la espinilla. Obedeció y respondió el toro por abajo. Bravo y codicioso. A regañadientes la tomó por el izquierdo, con vibración. Hubo un par de naturales soberbios de profundidad. Redondos.
A falta de lo que haga Escribano con seis victorinos el sábado, y sólo anunciarse ya es un triunfo, el gran triunfador de las Hogueras es Alejandro Talavante. La faena más rotunda, maciza, completa, sentida y artística lleva su nombre.