MADRID
Samuel Castrejón, al natural, se lleva por unanimidad el 'Camino hacia Las Ventas'
El alumno de la Escuela Taurina 'Yiyo' corta la única oreja de la tarde. Buena impresión de Pedro Gómez.
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Era el favorito, pero había que ratificarlo. Samuel Castrejón llegaba a la final del XIII 'Camino hacia Las Ventas' con vitola de novillero a seguir y, sin ser una tarde redonda y rotunda, su actuación le valió para llevarse el certamen y quedar posicionado de cara a un 2026 en el que si nada se tuerce deberá dar el salto al escalafón con picadores. La unanimidad del jurado habla a las claras de que la suya, fue la actuación más solvente de la final.
Castrejón lidió como primero un novillo manejable de Ángel Luis Peña al que había que llevar siempre toreado. El madrileño lo condujo más y mejor al natural, por donde dejó muletazos hondos y sentidos. La espada le impidió redondear la obra y solo pudo saludar una ovación.
El quinto le levantó los pies del suelo en el inicio de faena. Sin mirarse, el pupilo de la Escuela Yiyo volvió a dejar muletazos de soberbio corte por el lado izquierdo. Uno en especial se jaleó con fuerza en los tendidos por su despaciosidad y lo hondo de su trazo. Esta vez amarró el trofeo con la espada y paseó una oreja de peso.
Natural de Samuel Castrejón al quinto novillo de Ángel Luis Peña, al que cortó una oreja
Abrió plaza un novillo de Peña de buena informal, con el que Pedro Gómez dejó ver su buen concepto tanto de capote como de muleta. Muy asentado y encajado, el alumno de la Escuela de Galapagar saludó una ovación tras una estocada caída.
Al cuarto lo recibió a portagayola. Fue un buen ejemplar el del hierro madrileño y la labor de Gómez tuvo más intermitencias en temple y acoplamiento. Dejó una estocada envainada antes de una entera que tumbó al eral. De nuevo salió al tercio para agradecer una ovación.
Ignacio Garibay firmó una primera faena de más empeño que resolución. Puso ganas el alumno mexicano de la Escuela Yiyo, lo que le valió una ovación.
El sexto fue protestado de salida por sus livianas carnes. Volteó al azteca en el saludo capotero y después evidenció una alarmante falta de fortaleza de remos. Lo intentó Garibay sin réditos ni eco en los tendidos.