Arrancó Juan José Padilla las dos orejas a su segundo a fuerza de voluntad. Inteligente, con oficio y sabedor de lo que demanda el público del Coliseum. El cuarto, que se movió con ahínco, le valió al ciclón de Jerez para cuajar series carentes de calidad pero llenas de arrojo. Una y otra vez rodilla en tierra. Un redondo detrás de otro, un desplante lanzando la muleta al piso y la plaza patas arriba. La buena estocada no valió para que el animal doblara a las primeras de cambio y se tragó la muerte unos minutos. Aun así asomaron los pañuelos y el público, tras la primera, pidió la segunda oreja con una fuerza descomunal. El presidente tardó en concederla pero finalmente empujó al ciclón hacia la puerta grande.

En su primero no tuvo opciones, el animal rajado tras la primera serie, acusando el tremendo castigo en banderillas, no hizo ademán de meter la cara en ningún momento.

Por el contrario, a Francisco Rivera Paquirri se le movió el primero y no el segundo. Un toro que quedo mermado tras caer como un saco de patatas de 500 kilos de peso tras una verónica del diestro. Con el que comenzó su despedida de la plaza burgalesa el mayor de los Rivera compartió -igual que sus compañeros- pares de banderillas. Cogió el engaño y se fue directo al sol. A lo que era el sol en realidad, es lo que tienen las cubiertas, ya se sabe... Con las peñas de su parte arrancó muletazos en redondo al morlaco a la par que miraba a los tendidos, que le devolvieron la mirada con aplausos y algún que otro beso. Mató de estocada y tuvo premio, el primero de la tarde y el último de su carrera en la capital burgalesa.

Antonio Ferrera vino como va a todas las plazas esta temporada: en Torero. Solo los andares que ha adquirido el extremeño merecen la pena disfrutarlos. Solventó con banderillas y estuvo cumbre en su primero. Dio una lección de torería con la muleta y de lidia con el capote. De ahí que su el castaño de Arjona, que se comió la muleta, durara más metiendo la cara que cualquiera de sus hermanos. Templó Ferrera desde el inicio de faena y toreó despacio y con gusto por ambos pitones. Solo el fallo con los aceros le privó de puntuar y para más inri, el toro escupió la espada y le hizo un corte en la mano derecha. Ni el dolor ni los siete puntos de sutura que hubo que aplicarle impidieron que saliera a dar muerte al último de la tarde, un escurrido cuatreño con cara amejicanada que hubo que echar para atrás después de doblar las manos a la salida del peto.

Salió en su lugar un sobrero de Los Bayones con 105 kilos más que su predecesor. Ferrera volvió a hacerlo. Renunció al espectáculo de masas para torear, y toreó. Una fuerte voltereta terminó de entregar al respetable. Series de mucha calidad por el derecho y remates muy toreros del extremeño. Duró lo justo el animal así que se fue a por la espada. Gran estocada, efectiva como pocas y pañuelos al aire. La oreja fue merecida por el toro, por la tarde y por la dimensión de este torero, al que sin duda es de los que hay que ir a ver a las plazas este año.

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FICHA DEL FESTEJO 

Burgos, martes 27 de junio de 2017. 3ª de abono.

Toros de Javier Sánchez Arjona, justos de presentación, con clase pero sin fondo. El sexto bis de Los Bayones, manejable pero de escasa duración.

Juan José Padilla, ovación y dos orejas.

Francisco Rivera “Paquirri”, oreja y silencio.

Antonio Ferrera, ovación y oreja.

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Incidencias: Entre el tercer y el cuarto de la tarde se proyectó un video con imágenes de Rafael Pedrosa, primer matador de toros burgalés de la historia, fallecido este invierno y protagonista del cartel de la Feria de San Pedro 2017.