4ª feria de begoña

Juan Ortega reina en El Bibio tras cortar dos orejas y salir a hombros

Fortes, que sustituía a Morante, corta una oreja y Roca Rey se va de vacío siendo silenciado en su lote.

Circuitos Taurinos

Juan Ortega, a hombros este sábado en Gijón

Agencia EFE

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El diestro sevillano Juan Ortega ha obtenido este sábado un merecido triunfo en la segunda corrida de toros de la Feria de Begoña, abandonado El Bibio por la puerta grande tras pasear dos orejas ganadas en una excelsa faena con su primer toro.

La jornada, marcada por la ausencia de Morante de la Puebla debido a la cornada sufrida el pasado domingo en Pontevedra, destacó también por la cogida sufrida por el diestro Saúl Jiménez Fortes, que toreó en su lugar, un enganche tras el que el malagueño se supo recuperar con gracia y arrojo para continuar la faena.

Ortega se lució con un toro de Núñez del Cuvillo que no destacó por su raza, pero al que supo templar con chicuelinas y gaoneras, así como con un magistral uso de la derecha en el tercio de muerte, dejando una certera estocada que levantó a la plaza y le valió dos orejas.

No estuvo tan acertado con su segundo ejemplar, que llegó a robarle la muleta, y al que ensartó al tercer intento, pero le arrancó unos muletazos rodilla en tierra de gran belleza.

El peruano Roca Rey brilló con su primer toro, al que citó por la derecha y cuajó por arriba, atreviéndose también con unas sentidas chicuelinas que hicieron las delicias del público, pero no supo medir bien los tiempos y escuchó el primer aviso, tras lo cual dejó una estocada hasta la bola y dos descabellos.

El de Lima dio a El Bibio una segunda faena aseada pero sin grandes luces con el quinto de Núñez del Cuvillo, que a punto estuvo de darle un revolcón y se llevó el capote enganchado en la cornamenta, pero al que terminó tumbando a la primera estocada en la faena de muleta, pese a lo cual no paseó trofeo.

En cuanto a Fortes, estuvo muy acertado con la muleta en su primera faena, mostrando toda su osadía y arte en unos remates muy ajustados, pero su triunfo se vio empañado por varios tropiezos con el engaño, que el astado llegó a robarle en una ocasión.

El cuarto dio al malagueño un buen revolcón del que salió ileso y toreando, reponiéndose con gracia y dando un buen espectáculo de maestría al natural y con la derecha. Enterró la primera espada hasta el fondo y paseó una oreja.