MADRID

Dos toros con opciones de triunfo se van en la corrida de La Paloma de Las Ventas

Ni Lama de Góngora ni José Fernando Molina llegaron a entenderse plenamente con estos dos toros para alcanzar el éxito.

Agencia EFE

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La corrida de El Torero lidiada en la tradicional fecha del 15 de agosto ofreció opciones de triunfo en mayor o menor medida, sobre todo primero y sexto, sin que ni Lama de Góngora ni José Fernando Molina llegaran a entenderse plenamente con sus antagonistas para alcanzar el éxito, mientras un firme Rafa Serna disfrutó de menores opciones.

La fecha del 15 de agosto ha servido, en ocasiones, para el reposicionamiento de algunos toreros. Juan Ortega, sin ir muy lejos, empezó a llamar la atención de manera más seria después de una actuación suya un 15 de agosto en Madrid hace siete años. Y hasta la fecha. O el año pasado, cuando el toreo al natural de Rafael de Julia lo volvió a poner en el candelero. Ayer, lamentablemente, no sucedió tal cosa.

El primero empujó en el peto de Pedro Morales "Chocolate". Era serio y cornidelantero, y aún le quedó fuelle para ir tras la muleta de Lama de Góngora con codicia, aunque el sevillano, con ganas indudables, no dio con la tecla a la hora de articular faena de triunfo, y el toro lo era; si no de dos orejas, de una sobrada.

Reponía algo por el derecho pero se movió con emoción, y por el izquierdo metió la cara con calidad. Por ese lado llegó lo más destacado de la faena de confirmación de Lama, aunque fueron fogonazos aislados en forma de un natural y trincherazos. Demasiado poco.

Más entonado anduvo Lama de Góngora frente al mansurrón cuarto, que se movió aunque desordenadamente. Y no fue porque lo recibiera de rodillas en la puerta de chiqueros, sino porque el sevillano compuso la figura y demostró una mayor claridad de ideas y aplomo que en el primero, si bien los tendidos no le echaron demasiadas cuentas, en gran parte por la condición tendente a irse del de El Torero. Lama rubricó su actuación feamente con la espada.

El jabonero segundo sangró mucho y, tras dos buenos pares de Agustín de Espartinas, duró dos tandas en el último tercio. En ellas Rafa Serna demostró firmeza de plantas y entrega, como también evidenció tras recibirlo a porta gayola y lancearlo solvente. Pero el de El Torero se empezó a defender pronto soltando la cara y desluciendo el conjunto, que fue de más a menos.

Por su parte el quinto alternó topetones soltando la cara con alguna embestida puntual por abajo hasta el final, lo cual propició una faena desigual de Serna.

El tercero tuvo quince arrancadas cabales. De las emocionantes, antes de pasar a defenderse. En esas acometidas iniciales José Fernando Molina puso garra y pasión, aunque ligaba los tres primeros muletazos para, a continuación, colocarse y frenar la inercia emocional de los tendidos, que captaron su disposición en una labor que finalmente no tomó vuelos.

El recibo a la verónica al sexto fue lo más aplaudido de la corrida, con un Molina clavado a la arena, hundiendo el mentón, metiendo los riñones y sintiendo los lances, bien rematados con la correspondiente media.

El de El Torero se deslizaba hasta el final, y tras un vibrante inicio con pase cambiado por la espalda de rodillas en los medios, el trasteo tuvo excesivos altos y bajos, tiempos muertos prolongados y tan solo una serie redonda por el pitón derecho antes de que el toro se apagara, y con él se esfumara una opción de triunfo que estuvo ahí.