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No sé qué más decir de Morante

Daniel Luque y Tomás Rufo le han cortado una oreja a una noble y floja corrida de Garcigrande. Morante fue ovacionado.

Redacción Toros

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Manuel Viera

Otra vuelta de tuerca a su toreo para ratificar todo lo hecho por este monstruo de la tauromaquia en esta Feria de Abril metida en mayo. Monstruo en la lopesca que acuñó Cervantes. El prodigioso capote de Morante abrió y cerró la tarde, con tres y tres verónicas de lujo en el quite al sexto, para hacer pleno con ese toreo de capote altamente diferencial. 

Posiblemente la mejor manera de volver a ver la coherencia de su toreo sea recordar el conjunto de ambos trasteos. Contemplarlo haciendo un itinerario de ida y vuelta: primero siguiendo el orden cronológico de la lidia, para después invertirlo y acabar por el principio. De este modo, sus sensacionales lances de capote, su toreo diestro ajustadísimo y los instantes con la mano izquierda, se ven como abstracciones extraordinariamente emotivas. 

Morante dejó detalles exquisitos en la lidia del noble y flojo primero de Garcigrande. Naturalidad y torería, valor, ritmo y verdad con la mano derecha. Escasa, pero deslumbrante versión del natural claramente emotivo hasta que el toro se le paró. Interpretación interiorizada, sentida, sobria y contenida. Un toreo de brillantez y expresividad. Pinchó y saludó una clamorosa ovación.

Con parecidas características se comportó el cuarto, flojo pero muy noble en sus buenas embestidas. El diestro cigarrero parecía acariciar la acometida tras un comienzo enorme de un toreo por abajo colmado de torería. Molinetes y otro detalles de autor en los que hay que acuñar algún que otro natural inmenso abrochado con el singular pase de pecho. Pese a pinchar antes de la definitiva estocada la gente le ovacionó con fuerza. 

   Un toreo cada vez más sentido, tras un inicio con atinada declaración de valor y técnica, y que, en adelante, fue mostrando con enorme firmeza y excelso lidia, interpretó Daniel Luque al noble segundo. Un toro con las fuerzas justas al que no se le picó. El diestro de Gerena se hizo con la embestida hasta conseguir series completas con la derecha de exquisito temple. Tapó la posible huida del animal dejándole siempre muy cerca la tela hasta conseguir hilar cuatro naturales de órdago rematados muy atrás de la cadera. Un toreo en plenitud ascendente identificado con el valor. Unos soberbios muletazos por bajo sirvieron de epílogo a una faena rubricada con la espada. Le pidieron la oreja con clara mayoría de pañuelos, apéndice que no sé por qué extraña circunstancia el presidente no concedió. 

Sin embargo, sí le dio la del quinto, un noble toro de escaso poder, posiblemente con menor petición. Doble error. La emoción se sintió en unas verónicas a compás de lento recorrido. Prologó faena con la derecha hilvanado muletazos diestros en una labor técnica admirable. No fue igual con la izquierda con la que sólo lució el natural suelto sin ligazón. Unas luquesinas finales pusieron fin a la obra premiada, esta vez, con oreja. 

Hubo momentos en la lidia de Tomás Rufo al buen tercero de gran interés, aunque el resultado final quedó por debajo de las intenciones. El valor fue innegable y la actitud intachable. El diestro toledano lanceó a la verónica hasta lo medios con candencia y compás. Después templó de rodilla muletazos diestros en un prologó de faena muy aplaudido por el público. Bajó la mano, arrastró la muleta hasta ver como unos pitones dejaban surco en la tierra de albero queriéndola coger. Toreó en redondo de forma discontinua, y una mano izquierda que se aceleró en el trazo del natural. Tras la estocada algo desprendida fue ovacionado.

Rufo es una extraordinario muletero que supo mostrar la excepcionalidad de su toreo de derecha e izquierda con esa notable embestida del sexto toro de la tarde. Toreó despacio con la diestra ligando muletazos muy profundo y largos con el compás abierto. Volvió a arrastrar la tela para conseguir unos naturales muy hondos y de ejemplar trazo. Toreó acompañado con la cintura, aunque desigual, que finiquitó con su buena espada.