SEVILLA - 5ª DE ABONO

David Galván conquistó Sevilla con su toreo

Interesante corrida de Alcurrucén en la que El Fandi, David Galván y Ginés Marín fueros ovacionados.

Redacción Toros

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Manuel Viera

Todo el primer tramo de la obra de David Galván al buen toro segundo de Alcurrucén, en la que se elogia el despacioso y bello trazo del pase diestro, sugirió la verdad de su mejor tauromaquia. Fue la percepción sentida ante un toreo de cintura consumado con el que mostró sus mejores excelencias. Prologo de una lidia, que luego logró llevar a la cima con portentosos cambios de manos, extraordinarios pases de pecho y acompasados naturales de aguda belleza, y todo hecho con finura de estilo y complaciente naturalidad y torería.

He aquí, pues, una obra inspirada colmada de sentimiento. Pocas faenas cuentan con final tan emocionante. Un bello “crescendo” que subía como una lenta marea, en la que los detalles de torería alcanzaban lo sublime, Un toreo verdadero, emocionado y sencillo de un privilegiado torero extraordinariamente inteligente.

Decisivo instante en la que la espada no hizo su cometido y una serie de descabellos malograron el gran triunfo. Pero en el albero del coso maestrante quedó marcada la excepcional y creativa lidia de un gaditano de San Fernando que hoy conquistó Sevilla.

Sin embargo, con el noble y soso quinto no alcanzó la nota más alta. Toreó con gusto, lo hizo despacio, hilvanó muletazos con la diestra y dibujó el natural dotado de ritmo y cadencia. Acortó distancias para acariciar con sus piernas los pitones, para acabar con una estocada que necesitó, después, tres golpes de verduguillo para mandar el toro al desolladero.

Tuvo interés para la lidia la corrida de Alcurrucén, con un toro que sobresalió de los demás. “Profesor” fue un toro muy bueno de una excelsa calidad en sus embestidas. El Fandi le puso la misma actitud a la lidia que cada tarde que se viste de torero. En esto es encomiable. Él hizo su toreo a bases de circulares de rodillas muy desajustados . Muchos, muchos pases a derecha e izquierda. Trazó y ligó y… ahí quedó todo. Y en esta ocasión hasta mató mal.

El primero mostró sosería a raudales, aunque su nobleza le permitió a El Fandi clavar banderillas con la facilidad a la que tiene acostumbrado a los públicos. Tal vez, su pasada espectacularidad al ejecutar la suerte ya no apasiona. Se ve como algo normal en la tauromaquia del granadino. Le echó oficio a la lidia antes de finiquitar de pinchazo, estocada y descabellos.

Tuvo Ginés Marín en tercer lugar un toro soso y noble que iba y venía sin molestar al que le ejecutó un toreo sobrio, bien estructurado y ligado a veces, que desembocó hacia ese concepto tan suyo esencialmente clásico. Algunas holguras evitables se produjeron con frecuencia en una faena que acabó con exquisitos adornos de trinchera.

El sexto tuvo poquita fuerza, y el diestro de Jerez de la Frontera consiguió una faena desigual, con demasiados enganchones por las complicadas embestidas de un animal a la defensiva. Fue faena de altos y bajos que acabó diluyéndose todo en algo difuso, volátil y mínima intensidad.