TOROS CUENCA
Paco Ureña y Alejandro Peñaranda, a hombros en la mixta de Iniesta (Cuenca)
El matador de toros Paco Ureña y el novillero Alejandro Peñaranda salieron a hombros al final de la corrida mixta celebrada hoy en la plaza de la localidad conquense de Inista, que registró un tercio de entrada.
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El matador de toros Paco Ureña y el novillero Alejandro Peñaranda salieron a hombros al final de la corrida mixta celebrada hoy en la plaza de la localidad conquense de Inista, que registró un tercio de entrada.
Se lidiaron tres toros y tres novillos, en los lugares pares, de Fuente Ymbro, de correcta presencia: el primero, noble y soso; segundo y tercero, encastados; el cuarto noble y con un buen pitón izquierdo. El quinto, "Agitador" y "Laminado" muy bravos, fueron premiados con la vuelta al ruedo en el arraste. Con ellos el resultado de los toreros fue el siguiente:
Paco Ureña: silencio tras aviso, oreja y dos orejas.
El novillero Alejandro Peñaranda: oreja, dos orejas y dos orejas y rabo.
Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Manolete,en el 75 aniversario de su cornada mortal en Linares.
La faena de Paco Ureña al que abrió plaza fue correcta y átona, es decir, hubo poco que llevarse a la memoria salvo una aislada tanda al natural en la que el murciano llevó al noble y soso ejemplar de Fuente Ymbro largo y templado. También basó su trasteo al tercero en el toreo al natural, a un toro encastado, con cuerpo pero "pobre" de cara.
La faena de mayor relevancia del murciano llegó en el quinto, un toro encastado y premiado con la vuelta al ruedo que exigió mando. Lo encontró en la muleta de Ureña, que no dudó un momento y que tumbó al de Fuente Ymbro con una estocada en la suerte de recibir.
Los dos primeros novillos de Alejandro Peñaranda tuvieron condiciones similares, basadas en la bravura y la codicia, repitiendo incansables aunque algo atropelladamente en ocasiones. El novillero salmantino estuvo firme en ambos trasteos aunque sin acople continuado, fundamentalmente debido a varios enganchones que impidieron lograr faenas más compactas.
Al igual que Ureña, la mejor faena de Peñaranda fue con el último de su lote, un novillo bravo, también de vuelta al ruedo, que repitió incansable y al que el novillero sometió con aplomo, destacando el toreo con la mano derecha.
jcs/pa/jla
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