TOROS VALENCIA
Paco Ramos devalúa con la espada la faena de la feria a un sobrero de El Parralejo
Paco Aguado
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Paco Aguado
El diestro castellonense Paco Ramos malogró con sus fallos con la espada la mejor faena de la feria de Julio, la que cuajó a un sobrero de El Parralejo lidiado en quinto lugar dentro del encierro de Miura con el que hoy se cerraba el abono veraniego valenciano.
La salida al ruedo de ese cuajado y serio ejemplar fue como una bocanada de bravura y aire fresco una vez que ya se habían lidiado cuatro toros del legendario hierro, tan descastados o escasos de fuerza que la tarde estaba sumida en un ambiente plomizo y plano, muy lejos de la fama de los toros del hierro de la A con asas.
Pero "Vivaracho", un enmorrillado, hondo y bien armado cinqueño, que ya había estado también de sobrero en San Isidro, rompió pronto a embestir al capote de Ramos y al caballo de picar, donde se le midió el castigo, para de inmediato, y por eso mismo, galopar y apretar con fuerza en banderillas.
Tras la ya habitual diana floreada de El Soro y su trompeta, el torero de Onda le abrió faena con dos buenos pases cambiados por la espalda en los medios que acabaron de centrar al público, antes de macizarle dos soberbias tandas de muletazos con la derecha, marcadas por un dilatado y templado trazo y rematadas con largos pases de pecho. Un toreo que no se había visto en las dos tardes anteriores
La seguridad de Ramos, no habitual en quien torea tan poco, le sirvió también para resolver el único problema que planteó el toro de El Parralejo, que tanda a tanda comenzó a acusar más el defecto de salirse algo distraído de las suertes, amagando con rajarse, solo que el de Castellón acertó a impedírselo sin quitarle la muleta de la cara.
Y así fue como, en el final del trasteo, aún le ligó una buena tanda de naturales ayudándose con esa misma espada que iba a ser la culpable de que no paseara las orejas de "Vivaracho": sin acertar a fijarle para el embroque ni con la suerte idónea para hacerlo, Ramos se dejó ir el triunfo en cinco pinchazos, que lo dejaron todo en una vuelta al ruedo.
También antes había hecho el de Castellón lo más notable de lo conseguido con los cinco toros de Miura que acabaron arrastrando las mulillas, y en concreto con un segundo reservón y a menos, al que recogió poderoso con el capote y al que le aguantó las dudas en un empeño estimable.
El resto de los toros llegados desde "Zahariche" apenas aportó más que una muy escasa raza y, en varios casos, unas muy medidas fuerzas, para tomar los engaños sin celo y sin emplearse en sus insulsas arrancadas, como ya se vio con el que abrió plaza, al que Fernando Robleño trasteó con tan escasa fe como al soso cuarto, sin acabar de fajarse.
Al valenciano Jesús Chover, que aún torea menos, le correspondió en tercer lugar un colorado que no dejó de berrear pero que acabaría siendo el más manejable de la deslucida "miurada", solo que este no encontró en su muleta la cuota de decisión y firmeza exigibles en quien pretende salir del hoyo, que fue todavía menor, ya desfondado el torero, que la que aplicó con el escurrido sexto que cerró esta opaca feria de Julio.
FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de Miura y un sobrero de El Parralejo (5º) en lugar de un titular devuelto por flojo. Los de Miura compusieron un encierro en tipo de la casa, sin exceso de armamento, aunque dispar en alturas y cuajo. En general, a todos les faltaron la casta y/o las fuerzas. El sobrero tuvo prontitud y entrega hasta que, amagando rajarse, comenzó a salirse algo desentendido de las suertes
Fernando Robleño, de marino y oro: media estocada desprendida atravesada y descabello (silencio); dos pinchazos y estocada trasera (silencio).
Paco Ramos, de verde manzana y oro: dos pinchazos y media estocada tendida (ovación); cinco pinchazos y estocada tendida atravesada (vuelta al ruedo tras aviso).
Jesús Chover, de blanco y oro: estocada contraria perpendicular y tres descabellos (silencio); estocada baja trasera (silencio).
Entre las cuadrillas, destacó la manera de hacer la suerte de varas de Legionario hijo con el cuarto.
Cuarto y último festejo de la feria de Julio, con algo más de media aforo cubierto (unos 6.500 espectadores), en tarde de calor húmedo.