TOROS TOLEDO
Oreja a la entrega de Sergio Rodríguez en la tercera del Alfarero de Oro
Julio César Sánchez
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Julio César Sánchez
El novillero madrileño Sergio Rodríguez paseó la única oreja, como premio a su entrega, del tercer festejo del certamen del Alfarero de Oro, celebrado este martes en la localidad toledana de Villaseca de la Sagra.
Se lidiaron seis novillos de Baltasar Ibán, desigualmente presentados y faltos de entrega y ritmo en sus embestidas en general. Los mejores fueron el segundo, bravo venido a menos, y el manejable sexto.
José Rojo: silencio tras aviso y silencio.
Diego García: silencio y silencio tras aviso.
Sergio Rodríguez: oreja y vuelta al ruedo.
Tercera novillada del certamen Alfarero de Oro. La plaza registró algo menos de tres cuartos de entrada.
Después de dos primeros festejos triunfales, la tercera entrega del Alfarero de Oro no alcanzó las cotas de excelencia de sus predecesoras, sin el alto nivel artístico de las faenas vistas anteriormente.
José Rojo anduvo resolutivo, variado, con arrojo y sin excesivas sutilezas con el que abrió plaza, que se movió sin demasiada entrega. El cuarto, que peleó bien en varas, se paró en el último tercio, dando al traste con la intención de triunfo de este novillero.
El serio segundo fue objeto de una cargada lidia en el segundo tercio, y si en los primeros compases de la faena embistió con emoción, el trasteo de Diego García no llegó a tomar vuelo, como tampoco el que instrumentó al informal quinto, que se movió cabeceando y ante el que se justificó sin brillo posible.
No se dejó nada en casa un muy dispuesto Sergio Rodríguez, que intentó hacer muchas cosas, aunque no todas le salieron. Compuso la figura queriendo gustar y gustarse ante un novillo algo descompuesto, al que mató con contundencia, por lo que a sus manos fue a parar la única oreja de la tarde.
Rodríguez buscó el triunfo también con el sexto, queriendo hacer las cosas bien y, entre fases desiguales, dejó sobre la arena varios momentos, auténticos carteles de toros esparcidos a lo largo de una faena vibrante pero mal rematada con los aceros.