Juan Ortega y Pablo Aguado, triunfo y arte sevillano en Torrejón de Ardoz (Madrid)

Lo diestros sevillanos Juan Ortega y Pablo Aguado cortaron dos y cuatro orejas, respectivamente, y salieron a hombros en el mano a mano que ambos dirimieron este domingo en Torrejón de Ardoz (Madrid).

Ortega no tuvo la más mínima opción con el escurrido y desentendido primer toro de la tarde, de Rehuelga.

Mejoró, y vaya si lo hizo, la cosa en el tercero, un noble toro de El Pilar con el que brilló Aguado en un quite por chicuelinas, antesala a una faena repleta de aroma, torería y duende de Juan Ortega, premiada con las dos orejas tras una certera estocada.

Soso y sin clase alguna, el de Murube que hizo quinto, imposibilitó que Juan Ortega pudiera redondear su tarde, a pesar del largo empeño que llevó a cabo el hispalense.

En el primero de Aguado, de Murube, hubo el primer momento de rivalidad capotera entre los dos espadas sevillanos, con verónicas y chicuelinas exquisitas de Aguado, replicadas por Ortega con sabrosos de delantales.

Luego la faena de muleta tuvo momentos exquisitos y a cámara lenta ante un animal de dulces y templadas embestidas. La mala espada le Aguado evitó que tocara pelo.

Sí lo hizo, y por partida doble, Aguado del noblote y feo cuarto, de Rehuelga, al que pegó naturales excelsos antes de abrochar la faena con un eficaz espadazo.

Y otras dos orejas logró Aguado para redondear su tarde-noche en Torrejón del encastado sexto, con el que dejó también destellos de un maravilloso arrebato.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros (1º y 4º) de Rehuelga, dos (2º y 5º) de Murube y otros tantos (3º y 6º) de El Pilar. Manso y remiso el primero; de dulces y templadas embestidas el segundo; noble y manejable el tercero; noblote también el cuarto; bajo de raza y sin clase el quinto; y encastado el sexto.

Juan Ortega, silencio, dos orejas y silencio tras aviso.

Pablo Aguado, ovación, dos orejas y dos orejas.

Incidencias: El festejo comenzó con media hora de retraso para que los operarios de la plaza acondicionaran el ruedo tras un fuerte chaparrón caído minutos antes del inicio del paseíllo.

La plaza prácticamente se llenó en tarde veraniega.