TOROS FALLAS

Dos "garcigrandes" de dulce abren la puerta grande a Manzanares y a Talavante

Paco Aguado

Agencia EFE

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Paco Aguado

Dos toros de gran clase de la ganadería salmantina de Garcigrande propiciaron hoy la salida a hombros de los diestros José María Manzanares y Alejandro Talavante, que se repartieron cinco orejas en el festejo con el que se inició el que promete ser un masivo fin de semana taurino en Valencia.

De hecho, hoy apenas faltaron por llenarse unas mil de las diez mil localidades de una plaza que ha vuelto a vibrar con la fiesta de los toros, gracias sobre todo a esos dos astados "de dulce", como se dice en el argot, que facilitaron las cosas para el triunfo de dos matadores que tal vez debieron aprovecharlos con mayor intensidad.

El primero de esos dos notables astados, Alfarero de nombre, salió al ruedo en segundo lugar, mostrando ya de salida una suprema calidad a la hora de descolgar el cuello para seguir los engaños, y que fue yendo a más a medida que Manzanares se asentaba con él.

Frente a la muleta, esas embestidas eran de por sí un gran espectáculo, por el ritmo templado y la profundidad con que las repetía una y otra vez el animal, en un trasteo en el que el torero de Alicante se gustó pero no se "rompió", con instantes de bella armonía aunque sin la hondura esperada.

Fue faena larga, algo desigual pero siempre vistosa y muy bien recibida por un público metido en fiesta, que estalló de entusiasmo tras la estocada con que Manzanares remató lo que se acabó premiando con las dos orejas que le abrían ya los goznes de la puerta grande.

Al salir el sexto, parecía que el levantino iba a ser el único que la atravesara, pero aún salió el castaño "Babieca" para darle también el aval a Alejandro Talavante, que no hizo probaturas a la hora de ponerse a torearlo de muleta.

Una primera parte del trasteo, más técnica que artística, ayudó al de Garcigrande a recobrar un tanto las energías, lo suficiente para también seguir con el hocico en el suelo y un despacioso ritmo el engaño del diestro extremeño.

Pero no acabó tampoco de "romperse" y de darse por completo Talavante, ahora más reunido que con su primero, que tuvo la raza justita, pero dado también a un muleteo templado pero menos profundo y no todo lo sincero de lo que pedía un toro para trascender más.

Con todo, con alegres adornos alegres y otra buena estocada, Talavante se subió al carro al final de la fiesta en la que los dos "garcigrandes" lo pusieron casi todo.

Manzanares aún le había cortado una oreja más al quinto, el de más fondo y bríos de los de Puerto de San Lorenzo y al que llevó con mejor pulso y trazo que al anterior, una vez que acertó a afianzarlo sobre la arena.

En cambio, la vuelta de Sebastián Castella a Valencia no pudo ser más deslucida y desafortunada, pues se encontró con un primero del Puerto rajado ya en banderillas y otro de Domingo Hernández que se paró agonizante, acusando tal vez una lesión interna.

Con tan mínimas opciones, el francés dejó atisbar una nueva actitud, más pausada, en esta reaparición, y al menos cobró con el cuarto la estocada de la tarde, y tal vez de la feria.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros de Garcigrande (2º y 5º) y uno de Domingo Hernández (4º), de correcta presencia y de gran clase en las embestidas, salvo el de Hernández, que se desfondó acusando una lesión interna. Y otros tres de Puerto de San Lorenzo, con alzada pero de escaso remate, manejables y medidos de fuerzas.

Sebastián Castella, de lila y plata: pinchazo y estocada corta trasera (silencio); gran estocada (silencio).

José María Manzanares, de azul noche y oro: estocada algo contraria (dos orejas); estocada caída (oreja con petición de la segunda).

Alejandro Talavante, de hueso y oro: estocada desprendida (ovación tras leve petición de oreja); estocada (dos orejas).

En cuadrillas, Rafael Viotti saludó tras banderillear al primero.

Quinto festejo de la feria de Fallas, con los tendidos casi llenos (unos 9.000 espectadores), en tarde fresca.