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EDUCACIÓN DISCAPACIDAD (Crónica)

Inclusión en las aulas a través del 'trilingüismo': español, inglés y signos

El colegio Gaudem, un centro concertado ubicado en el distrito madrileño de Barajas, se ha convertido en uno de los puntos de referencia para la educación inclusiva al abordar la diversidad con un modelo que cabría tildar de 'trilingüe', al promocionar en igual medida el español, el inglés y la lengua de signos.,Este centro, en el que alumnos de educación especial conviven sin diferenciación de espacios con los de educación ordinaria, es el único de la región d

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:02

Juan Vargas

El colegio Gaudem, un centro concertado ubicado en el distrito madrileño de Barajas, se ha convertido en uno de los puntos de referencia para la educación inclusiva al abordar la diversidad con un modelo que cabría tildar de 'trilingüe', al promocionar en igual medida el español, el inglés y la lengua de signos.

Este centro, en el que alumnos de educación especial conviven sin diferenciación de espacios con los de educación ordinaria, es el único de la región de Madrid que imparte lenguaje de signos como asignatura obligatoria hasta acabar Primaria, y como optativa en los dos primeros cursos de Secundaria.

De este modo, se busca incentivar la comunicación entre todo el alumnado y garantizar la "igualdad de condiciones y de oportunidades" para los numerosos niños sordos que acuden a este colegio, según explica a Efe su jefa de estudios de educación especial (oficialmente denominada Educación Básica Obligatoria, o EBO), Judit Fernández.

Fue en 2007 cuando este colegio, fundado por una cooperativa integrada hoy por cerca de 80 profesionales y que originariamente solo enseñaba a niños con discapacidad auditiva, emprendió su transformación en un centro que acogiera bajo el mismo paraguas a sordos y oyentes por igual.

Actualmente tiene cerca de 300 profesores, la mayoría de ellos capaces de usar la lengua de signos "al menos a un nivel básico", y unos 1.200 alumnos, entre quienes hay muchos sordos que, señala Fernández, siguen el currículo académico ordinario, apoyados por docentes nativos en lengua de signos.

Uno de ellos, Andrés, apunta que para los no sordos el aprendizaje de los signos funciona como un "elemento aumentativo", al tiempo que ejerce como "elemento visual" respecto a una discapacidad que, más allá de implantes y audífonos, es "invisible".

Por otro lado, hay 35 alumnos distribuidos en seis aulas de EBO, una de ellas específica para afectados por trastornos del espectro del autismo (TEA).

Estos grupos no están, sin embargo, aislados, dado que varias veces por semana comparten con el resto del alumnado clases de las asignaturas de Proyecto Artístico y Educación Física, así como las horas de Lengua dedicadas a la lectura que se imparten en la biblioteca del colegio.

Pilar imparte la asignatura de Proyecto Artístico, y asegura que, por su carácter manual y creativo, resulta especialmente propicia para incluirse entre estas clases compartidas.

Además, comenta Fernández, este curso se ha implementado como novedad que, periódicamente, pequeños grupos de niños de educación ordinaria vayan a dar una hora de clase a las aulas de EBO, lo que, asegura, refuerza la participación de los alumnos con discapacidad, al mantenerlos en su zona de confort.

Arancha, la profesora responsable de un grupo de EBO integrado por siete chicos y chicas de entre nueve y trece años, detalla el funcionamiento de estas aulas de educación especial, que arrancan diariamente con una "asamblea" en la que se fijan y explican las actividades a realizar a lo largo de la jornada.

Los docentes, continúa, utilizan pósteres y pictogramas para facilitar a los niños la comprensión de horarios o normas de conducta. Trabajar con rutinas bien marcadas y con un enfoque lúdico y manipulativo, agrega, es fundamental.

También funcionan otros mecanismos para incentivar la interacción entre niños sordos y oyentes: los patios, destaca Fernández, son conjuntos para todos los alumnos, y cada uno de ellos debe tener un signo propio para identificarse, como si del nombre se tratara.

Para los alumnos de mayor edad, el centro ofrece, asimismo, un programa de Formación Profesional en auxiliar de comercio específico para personas con necesidades especiales, que actualmente cuenta con trece estudiantes.

"Se vive inclusión en el centro", concluye la jefa de estudios, quien defiende que en este colegio "aprendes a hablar lengua de signos por ósmosis".

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