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Dificultades para ser padres, ¿cuáles son tus opciones?

Existen varias técnicas naturales a las que una pareja puede recurrir para tratar de tener un hijo, como la naprotecnología

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Carmen Labayen
@carmenlabayen

Jefa de Sociedad, Nuevas Tecnologías y Casa Real en COPE

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 19:55

Una de cada ocho parejas que quieren tener un hijo tienen problemas para ser padres y el progresivo retraso de la edad de la paternidad y la maternidad en España incrementa las dificultades. A demasiadas parejas se les encamina hacia la fecundación in vitro pero a pocos se les informa de las consecuencias que estos tratamientos artificiales pueden tener para madre e hijo ni el impacto que recurrir a ellos puede tener en la pareja. Entonces ¿cuáles son tus opciones?

Varias son las técnicas naturales a las que una pareja puede recurrir para tratar de tener un hijo, se basan en el autoconocimiento del cuerpo por parte de la mujer y en los días en los días fértiles de la pareja pero no siempre son eficaces. Una de ellas es el método Billings basado también en el análisis de cada ciclo ovárico/menstrual de forma a saber qué días son los más idóneos para concebir o para no hacerlo.

En este método y en el Creighton, basado asimismo en el flujo cervical de la mujer entre una regla y la siguiente, se inspira la naprotecnología, una alternativa a la fecundación in vitro, que busca por medios naturales y también con técnicas médicas y quirúrgicas maximizar el potencial de una pareja para tener un hijo tras encontrar cual es la causa que lo está impidiendo. Solo tras resolverla es posible que el proceso tenga éxito.

Y es que según señala el ginecólogo del Hospital Universitario La Paz Jaime Siegrist la salud es lo primero en la naprotecología y el eje del tratamiento descubrir las causas de la infertilidad algo prioritario a “obtener un bebé de la forma más rápida posible” como ocurre con las técnicas artificiales y todo con resultados muy comparables a los que logra la fecundación in vitro que es de en torno al 20 por ciento.

Entre las ventajas de la naprotecnología, Mónica López Barahona, presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune, es que utilizando lo último de la medicina no genera congelación ni eliminación de embriones. Hay 400.000 en estos momentos congelados en España.

Además “la relación del matrimonio se mantiene porque juntos buscan la solución a su problema, el tener descendencia, estudiando y conociendo perfectamente el ciclo de la mujer y, por otra parte, no tiene efectos secundarios ni sobre la mujer ni sobre el bebé ni sobre los embriones, que no se seleccionan, ni destruyen ni congelan. Ni hay síndrome de sobre estimulación ovárica que si ocurre con la práctica de la fecundación in vitro” subraya López Barahona.

Toda una ciencia procreativa que desarrollo en Estados Unidos el doctor Thomas W. Hilgers y que en España desarrollan en la actualidad la Fundación Jérôme Lejeune y Fertilitas y a la que en su día recurrieron Cristina y Lander tras varios años sin lograr tener el hijo que tanto deseaban.

“Es bastante frustrante, es un deseo que tienes en el corazón y cuando un mes no viene y el siguiente tampoco y pasan los años y te preguntas por los motivos” asegura Lander quien tras reflexionar en qué método elegir subraya que “como no sabíamos lo que nos pasaba pues decantarse por algo era difícil”.

Su mujer Cristina explica a COPE que “primero probamos varios métodos naturales y después de un tiempo fuimos al médico que tampoco nos decía nada concluyente pero que nos encaminaba a la fecundación in vitro. Al final conocimos la naprotecnología y por primera vez nos sentimos escuchados”.

Cristina tenía entonces 35 años y su marido Lander 40. No eran partidarios de la concepción en laboratorio por motivos morales, porque realmente no estaban convencidos de que sin saber cuál era su problema pudiera ser eficaz y también por su carácter invasivo y frío.

Optaron por la naprotecnología y encontraron lo que les pasaba, un conjunto de desajustes que enderezaron con técnicas médicas y que les permitieron cumplir su objetivo.

Restableciendo nuestra salud pudimos llegar a un embarazo, que finalmente es lo que ocurrió, que me quedé embarazada” explica Cristina. Y es así como hace 4 años nació Luis.

Hoy y fruto de esta experiencia y también para devolver lo acompañados que se sintieron en plena frustración por no poder ser padres están al frente de naprofamily, una organización para ayudar y acompañar a parejas en su misma situación ya que lo consideran “vital” tanto para la salud como para la supervivencia de esos matrimonios.

A diferencia de lo ocurrido en el caso anterior, el matrimonio de Nuria no resistió. Con 27 años y tras 11 de noviazgo se casó y decidieron tener su primer hijo. Al no conseguirlo optaron un año más tarde por la fecudación in vitro que hoy Nuria define como “un calvario”.

Tras invertir mucho tiempo y dinero no lograron materializar su deseo y sí generar unas secuelas físicas que Nuria sufre aún hoy y que arrancaron con unos temblores en sus manos y brotes sucesivos además de problemas en su sistema inmunitario con los que ahora convive en su día a día.

Antes y en paralelo a sus tratamientos de fertilidad, la pareja inició un proceso de adopción que culminó con éxito en Bulgaria. Nuria se convirtió en su primera hija justo un mes después de que su madre decidiese abandonar la fecundación in vitro de forma definitiva por no poder soportar más pinchazos tras haber encadenado un tratamiento con el siguiente durante años.

Casi no daba crédito cuando unos meses después descubre que está embarazada sin intervención alguna en un laboratorio. Primero nació Sófia y a continuación Ángela y todo en el plazo de un año.

Fue entonces cuando empezaron todos sus problemas médicos, un cuarto bebé y la ruptura complicada y dolorosa con su pareja. Hoy se arrepiente de haber recurrido a la fecundación in vitro y de haber destrozado su salud y roto su proyecto vital.

“Todo para conseguir una familia y cuando ya la tienes te separas” se lamenta y eso después de “un fuerte desgaste emocional, físico, psíquico y económico que siempre acaba pasando factura” concluye.

Si Nuria ha querido contar su caso es para ayudar a otros que como ella estén en la disyuntiva de elegir. Y lo que recomienda es que antes de precipitarse estudien bien las posibles secuelas tanto para la madre como para los hijos tanto los que acaban naciendo como los que se quedan por el camino. 

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