¿Por qué bostezamos? Algunos expertos lo relacionan con un estado de vigilancia frente a posibles peligros

Actualmente sigue habiendo muchas suposiciones y los investigadores no se ponen de acuerdo. Algunas teorías dicen que se trata de un método de protección y sincronización

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El bostezo está asociado al sueño, el aburrimiento, el hambre o incluso una manera de comunicarse. El ser humano no es el único que bosteza, si no que son muchos los animales que también tienen este acto involuntario. Pero en nuestro caso, es una actividad muy contagiosa, si vemos a una persona bostezando, lo haremos también. Pero, ¿Tiene alguna función el bostezo? Desde hace años, los científicos han creado múltiples suposiciones sobre su función fisiológica, pero sigue siendo una incógnita sin resolver.

La primera teoría que se planteó, hace 30 años, era que bostezamos por una falta de oxígeno que debe ser recuperada. Por ello, al abrir desmesuradamente la boca, somos capaces de absorber una gran cantidad de aire y aumentar así los niveles de oxígeno en nuestra sangre. No obstante, tras poner en práctica una serie de experimentos, esta teoría fue desechada. Actualmente, muchos expertos sustentan la teoría de que es un mecanismo para enfriar el cerebro.

¿Por qué son tan contagiosos?

Bostezar se relaciona con un cambio de actividad, como el paso de la vigilia al sueño. Esto ha hecho que los científicos se planteen que bostezar implique un estado de vigilancia, es decir, estar atentos frente a posibles peligros. Un bostezo hace que se aumente el flujo sanguíneo que se dirige al cerebro, provocando que este se enfríe. Cuando nuestra temperatura corporal es alta y propensa para que nos entre sueño, el bostezo nocturno sería un método para evitar que nos durmamos y seamos más vulnerables frente a los depredadores.

La pregunta que muchos científicos se han hecho es por qué son tan contagiosos. A pesar de que no han llegado a ningún acuerdo, una gran mayoría cree que se trata del poder de sugestión, un proceso que influye en la manera de comportarnos. Por otro lado, otros expertos apuntan que puede servir para sincronizar el estado anímico con el resto, ya que somos animales gregarios. Esto quiere decir que las personas tendemos a pensar y actuar en grupo. El comportamiento gregario no es exclusivo del ser humano, otros mamíferos, peces y aves también lo poseen. Por ello, tienen la teoría de que el ser humano bosteza para sincronizar el horario, es decir, cuándo se debe dormir y cuándo hay que estar activo.

Se relaciona con la empatía

Aunque, el divulgador científico, Eduard Punset propuso en su libro 'Adaptarse a la marea' que esta acción se debe a nuestra condición de "animales sociales". Explicó que el bostezo ha sido una herencia de nuestros antepasados, a los que les servía para iniciar una actividad en conjunto y una protección a los peligros. Siguiendo las palabras de Punset, ha habido nuevas investigaciones en este campo que sugieren una relación del bostezo con la empatía. Unos antropólogos italianos llevaron a cabo durante un año una serie de experimentos, con los que detectaron que el fenómeno denominado como "contagio del bostezo" era más frecuente entre familiares que con personas desconocidas.

También se piensa que las personas más empáticas tienen una mayor probabilidad de ser contagiadas por un bostezo. Mediante el escaneo del cerebro, varios investigadores han descubierto que las áreas que se activan cuando vemos a una persona bostezar, son las involucradas en las funciones sociales. Se ha observado que, incluso algunos perros bostezan cuando ven a su dueño hacerlo. También hay otras especies animales en las que se ha visto que si un miembro bosteza, desencadena una gran oleada de bostezos en otros individuos del grupo. Por esta razón, puede ser que los bostezos tengan como objetivo la protección de los componentes de un mismo grupo a través de una vigilancia cordinada y la sincronización de su estado mental.