La Biblioteca de las cosas, cuando alquilar sale mejor que comprar

Un barrio de Barcelona ha replicado un modelo de negocio que ya funciona en otros países del mundo

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Elena Santa María

Publicado el - Actualizado

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Desde hace años algunos sectores como la moda o la tecnología se han sumado al comercio del alquiler. En países como Estados Unidos o Canadá es algo mucho más habitual que en España encontrar establecimientos de bricolaje, de jardinería o de material sanitario que ofrecen la opción de alquiler o compra. Una tendencia que poco a poco se ha ido extendiendo también por Europa. Incluso las grandes cadenas de distribución están empezando a implementarlo en artículos tecnológicos, muebles, y ropa.

El auge de este nuevo comercio se debe a su precio, más económico, pero también a la búsqueda de alargar la vida útil de los productos y aprovecharlos, cambiando el "usar y tirar" por el "usar y volver a usar". Con esta inquietud la Fundación Rezero y Nusos Cooperativa empezaron a investigar iniciativas en el mundo que fueran innovadoras en este sentido. Dieron con un proyecto llamado 'Library of things', que existía en lugares como Londres, París o Canadá. La portavoz de Rezero, Anna Peña, ha contado a COPE que decidieron copiar el modelo y hacer una prueba piloto en Barcelona.

Así nació hace casi un año La Biblioteca de las Cosas, en Sant Martí. Después de este tiempo, y a pesar de tener que cerrar durante los meses de confinamiento, Peña cree que está siendo un éxito "gracias a un grupo impulsor de vecinos que ha visto la necesidad". El proyecto empezó a andar con donaciones de gente del barrio y de comercios, pero Anna insiste en que el concepto es muy distinto a la venta de segunda mano: "todo está en muy buen estado". Tienen cuatro secciones: bricolaje, material de oficina, salud y ocio.

Tampoco es un almacén de cosas que no se usan: "si un objeto no sale de la biblioteca durante un tiempo se da a otra entidad, porque es una biblioteca, no un almacén, el objetivo es que sean útiles para la gente que está viviendo en el territorio".

Al final funciona por el boca a boca, por ejemplo, Anna Peña cuenta que una señora tuvo un accidente y necesitaba una silla de ruedas. La cogió de la biblioteca y cuando se encontró con un amigo por la calle y le explicó de dónde la había sacado, el amigo decidió donar otra silla que tenía en casa y ya no utilizaba.

El funcionamiento es muy parecido al de una biblioteca de libros convencional, aunque en este caso hay tres categorías de socios: la amiga, la súper amiga y la usuaria. Cada categoría paga una cuota de 5€, 10€ o 15€ al año y según la cantidad pagará más o menos por el objeto que se lleve. Los precios de los objetos van de 1 a 4 euros a la semana.

Por ahora es la primera iniciativa de este tipo en España, pero ya están preparando un documento de viabilidad para que pueda replicarse en otros municipios y puedan conocerlo los ayuntamientos.