SALUD DOLOR

Aplican estimulación cerebral profunda para tratar el dolor neuropático

El Hospital del Mar de Barcelona es el primero de España que ha tratado mediante cirugía a un paciente con dolor neuropático tomando como diana terapéutica la vía afectiva del dolor para aplicarle estimulación cerebral profunda en el cíngulo.

Agencia EFE

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El Hospital del Mar de Barcelona es el primero de España que ha tratado mediante cirugía a un paciente con dolor neuropático tomando como diana terapéutica la vía afectiva del dolor para aplicarle estimulación cerebral profunda en el cíngulo.

La intervención pionera, que ha encabezado la neurocirujana Gloria Villalba, coordinadora del Servicio de Neurocirugía del Hospital del Mar, ha consistido en colocar electrodos en el cíngulo, un área del cerebro que, entre otras funciones, modula y procesa las emociones de la persona.

Según ha explicado Villalba, el dolor neuropático es aquel generado por el mismo sistema nervioso que se produce sin un estímulo real y tiene un componente somático y uno afectivo, por lo que se propusieron estimular la zona donde se percibe la parte afectiva del dolor, no el dolor en sí mismo.

Solo se han hecho una treintena de estas operaciones en todo el mundo con esta diana terapéutica.

El paciente tratado quedó parapléjico en un accidente de tráfico hace cuatro años y desde entonces sufre dolor invalidante en el hueso sacro sin que ningún tipo de tratamiento haya funcionado en su caso.

La intervención, que se llevó a cabo a final del mes de octubre, consistió en colocar dos electrodos en una zona concreta del cerebro, el cíngulo anterior dorsal, donde se gestiona la dimensión afectiva del dolor neuropático.

Según Villalba, "el objetivo no era actuar sobre la intensidad del dolor, el componente somático del dolor, sino sobre cómo afecta el dolor a la vida del paciente, su componente afectivo".

"Es el primer caso en España en el que se trata el dolor neuropático utilizando estimulación cerebral profunda en una zona del cerebro donde se controla la parte afectiva del dolor, no la sensitiva", ha destacado la neurocirujana.

El médico adjunto del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Mar, Juan Castaño, ha explicado que "la percepción del dolor crónico no solo depende de la intensidad de la sensación dolorosa, sino que también la determina la gestión que haga la persona con dolor crónico de la dimensión afectiva del dolor, es decir cómo se regula ante los pensamientos y emociones difíciles que se asociarán habitualmente".

"La suma de la dimensión somática y afectiva del dolor constituye la experiencia dolorosa en su globalidad. Esta dimensión afectiva puede ser tan limitante o más que la dimensión somática del dolor, por lo que también la podemos considerar uno de los objetivos terapéuticos fundamentales en el complejo abordaje del dolor crónico", según Castaño.

Según los médicos, ninguno de los tratamientos para abordar el dolor que sufría el paciente había funcionado y su dolor era tan intenso y le había generado un sufrimiento tan grande que le llevó a un estado depresivo y ansioso, hasta el extremo que el paciente ha tenido dos intentos de autolesión.

En pacientes con dolor neuropático muy grave, es habitual la estimulación del córtex cerebral o, de forma menos frecuente, del tálamo, áreas que se corresponden con la zona concreta del cuerpo que duele y que tiene representación exacta en el cerebro, es decir, se trata el componente físico del dolor.

Pero hay zonas del cuerpo que no tienen esta representación o que resulta muy complejo encontrarla.

En estos pacientes o en aquellos que no responden a otras técnicas de neuromodulación, se puede intentar el tratamiento con estimulación cerebral profunda en el cíngulo, que ha sido el caso de la persona tratada en el Hospital del Mar, que tenía la lesión situada en el hueso sacro.

La intervención, de alta complejidad técnica pero de bajo riesgo de complicaciones, fue precedida de un estudio con imágenes de resonancia magnética con tractografía para determinar exactamente el mejor punto del cíngulo para estimular la parte afectiva del dolor.

Tras la operación, el paciente ha mejorado la manera cómo vive el dolor, cómo le afecta emocionalmente, y, de esta manera, ha mejorado su calidad de vida, ya que, a pesar de tener dolor, puede llevar a cabo una vida con más actividad y más completa sin pensar constantemente en el dolor, ha destacado Villalba.

"Con la cirugía y la estimulación cerebral profunda, no cambiamos el dolor, sino su percepción, cómo el paciente vivirá a partir de ahora la percepción del dolor que sufre", ha detallado la neurocirujana.

Tras pasar por el quirófano, ahora están haciendo un seguimiento del paciente para ajustar la estimulación que los electrodos llevan a cabo sobre el cíngulo para garantizar el nivel más adecuado para él.