Apachetas: Los montículos de piedras que destruyen la biodiversidad de muchas áreas protegidas

Esta técnica, a modo de ofrenda, se ha puesto muy de moda. Sin embargo, podemos causar graves efectos en los ecosistemas sin darnos cuenta

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La práctica de construir montículos de piedras, propia del turismo de la naturaleza, se ha puesto de moda en todo el mundo con las fotos publicadas en las redes sociales. Se conocen como "apachetas" y se basan en apilar pequeñas piedras de forma crónica. Sirve como una ofrenda a los dioses de cada zona geográfica para demostrar las buenas intenciones del visitante extranjero. Sin embargo, al llevar a cabo esta construcción estamos destruyendo la biodiversidad del lugar sin darnos cuenta. Esto ha sido confirmado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los investigadores aseguran que las piedras apiladas son perjudiciales para algunas especies animales y vegetales. El peligro reside en que varias se encuentran en peligro de extinción. “Esta nefasta práctica tiene un impacto principalmente preocupante en áreas áridas, en las que dichas condiciones microclimáticas son primordiales para las especies que se refugian debajo de las piedras, como las lagartijas y otras especies de invertebrados. Además, erosionan el suelo y provocan daños en la vegetación", afirma la investigadora del CSIC Anna Traveset.

"Hay varias especies que dependen de estas piedras"

Por esta razón, mover, quitar o romper estas piedras puede causar un desequilibrio en el ecosistema. El artículo que han redactado en el que exponen este tema ha sido publicado en la revista 'Human-Wildlife Interactions'. En él declaran que se han encontrado multitud de montículos en muchas áreas protegidas. A nivel nacional, han aparecido en el Parque Nacional del Teide (Tenerife) y en el de Cabrera (Islas Baleares), así como en las siguientes áreas naturales: el Parque Natural Sa Dragonera y el Parque Natural de Ses Salines.

Hay varias especies que dependen de estas piedras como refugio y, por lo tanto, le pedimos a cualquiera que visite áreas sensibles para la conservación de la naturaleza que no mueva estas piedras. Que siga las indicaciones e intente reducir su impacto al máximo", pide Travaset. A lo que añade que "no es fácil anticipar las consecuencias que actividades aparentemente inocuas, como la construcción de estos montículos de piedras, pueden tener en áreas con especies sensibles y amenazadas".

"De hecho, esta moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medio ambiente y al paisaje de las áreas naturales", dice Anna. Los científicos cuentan cómo en la isla de Madeira (Portugal) se ha visto alterado el hábitat, poniendo en riesgo varias especies como el musgo de Riccia atlántica. Este, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, está en "peligro crítico". Por estos motivos, los investigadores están solicitando a las autoridades que impongan ciertas restricciones ante la construcción de estas pequeñas estructuras, así como eliminar las existentes para no suscitar a los turistas a que realicen más.