La instauración de la monarquía parlamentaria

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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La memoria de los cincuenta años de la proclamación del Juan Carlos I como rey de España ha tenido en esta jornada dos polos de atención, la entrega del Toisón de Oro por parte de Felipe VI a su madre, la reina doña Sofía, a Felipe González y a los padres vivos de la Constitución, y un acto en el Congreso de los Diputados, del que han estado ausentes tanto el presidente del Gobierno, por viaje al extranjero, como los representantes de las formaciones políticas nacionalistas y de izquierda radical, además de VOX. 

Lo que hoy se conmemora representó hace medio siglo el primer cambio visible del nuevo tiempo político. La instauración de la monarquía, en continuidad con una historia centenaria, apuntaló la voluntad expresa del entonces rey Juan Carlos de pilotar el cambio político sobre la base de la legitimidad histórica y jurídica.

 Se iniciaba así el camino de un nuevo marco de conviencia entre todos los españoles desde la reconciliación  y la búsqueda de la paz y la justicia, superadas las etapas de enfrentamiento y de división. Como ha resaltado hoy el rey Felipe VI, la monarquía hizo posible un “efectivo consenso de concordia nacional”.

El papel central de la monarquía en el proceso que entonces se puso en marcha cristalizó en la Constitución de 1978. España vivía hace cicuenta años un tiempo de una esperanza que se veía reflejada en la persona de un joven rey que había aprendido en su familia las lecciones de una historia que no quería repetir. 

Don Juan Carlos encarnó a una institución que acompañó y alentó a los españoles más preocupados por construir el futuro que por permanecer anclados en el pasado. Como ahora su hijo Felipe VI, Juan Carlos I encarnó la voluntad de una nación que tenía un proyecto común de convivencia y progreso. Un proyecto de nación que tanto antes como ahora sigue siendo necesario.

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