El bien no hace mucho ruido
"Los jóvenes de Taizé son, en este sentido, un auténtico tesoro, levadura que en muchos casos fermentará en la masa, y espejo en el que mirarnos en una sociedad a menudo afligida por el conflicto y la violencia"
Madrid - Publicado el
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Miles de jóvenes congregados en Europa sería una noticia que, incluso desde diversos criterios informativos, coparía a buen seguro espacios privilegiados en medios de comunicación. Ya estamos acostumbrados a que esto no suceda cuando esos jóvenes se reúnen para rezar. En estos días, como cada año, se celebra el Encuentro europeo organizado por la Comunidad Ecuménica de Taizé. En esta ocasión tiene lugar en Francia, ya va por su edición número 48 y este año congrega a unos 15.000 jóvenes llegados desde diferentes lugares del continente para rezar y compartir su mistad en Cristo.
El Papa León XIV ha querido hacerse presente con un mensaje para invitar a estos jóvenes a ser peregrinos de confianza, constructores de paz y reconciliación, capaces de llevar una esperanza humilde y gozosa a quienes les rodean. En una sociedad con tantas heridas, el hecho de que miles jóvenes se reúnan para rezar y de que tantas familias lo hagan posible hospedándolos en sus casas, son signos luminosos de un bien que, a menudo, no hace mucho ruido, pero que irá transformando cada una de las vidas de esos jóvenes y terminará siendo decisivo para el futuro de una humanidad rota. Como les ha dicho el Papa, el deseo de plena comunión entre todos los creyentes en Jesucristo va siempre acompañado de la búsqueda de la fraternidad entre todos los seres humanos. Los jóvenes de Taizé son, en este sentido, un auténtico tesoro, levadura que en muchos casos fermentará en la masa, y espejo en el que mirarnos en una sociedad a menudo afligida por el conflicto y la violencia.