Sin raíces no es posible un proyecto de vida en común
El ministro de Interior de Francia se ha pronunciado de manera categórica contra las guerrillas urbanas que han desatado episodios gravísimos de violencia en las calles
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El ministro de Interior del Gobierno de Francia se ha pronunciado de manera categórica, con hechos y con palabras, contra las guerrillas urbanas que han desatado episodios gravísimos de violencia en las calles de algunas ciudades de Francia. Se trata de grupos organizados, fuertemente armados, que siembran el terror y tienden emboscadas a la policía cuando esta interviene. El toque de queda es una de las medidas excepcionales que han adoptado los alcaldes de algunas de las ciudades escenario de esta violencia urbana. El narcotráfico se ha infiltrado en estas ciudades hasta el punto de permear la vida de jóvenes que viven en barrios pobres, en los que la mayoría de la población es de origen migrante.
Las declaraciones del alcalde de Limoges ofrecen claves que no deben pasar inadvertidas ni en Francia ni tampoco en España. Es necesario superar esquemas ideológicos estrechos para comprender que la precariedad económica y la falta de integración de algunos grupos de migrantes, mezclada con la violencia que propugnan el islamismo político y cierta izquierda insumisa, sumado al narcotráfico como forma de vida, constituye una mezcla explosiva.
Súmense estos elementos a un hecho del que Europa habla poco, y que algunos alcaldes de Francia han puesto sobre la mesa estos días. La familia, el trabajo, la vida comunitaria y la noción de bien común han perdido sentido para muchos. ¿Cómo se integran los jóvenes, especialmente los que viven en guetos sociales, a la vida en común? Sin raíces es imposible construir un proyecto de vida ni personal ni comunitario.