Puentes para la paz

León XIV ha subrayado tras su viaje a Turquía y a El Líbano cómo la fe puede ser un motor de diálogo, unidad y esperanza incluso en contextos de desafío y fragilidad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Desde que en su primera aparición en el balcón de san Pedro, en plena Pascua, el papa León XVI nos saludara con el anuncio de la paz de Cristo Resucitado, no ha dejado de urgirnos para que, cada uno en la medida de nuestras posibilidades, contribuyamos a la paz que nuestro mundo tanto necesita.

Este domingo, en los saludos después del rezo del Ángelus, León XIV ha compartido sus impresiones sobre su reciente viaje apostólico a Turquía y a El Líbano y ha subrayado, una vez más, cómo la fe puede ser un motor de diálogo, unidad y esperanza incluso en contextos de desafío y fragilidad donde la paz se encuentra ciertamente comprometida. La experiencia que ha vivido en El Líbano muestra cómo de manera sencilla pero tremendamente eficaz muchos cristianos viven trabajando junto a hombres y mujeres de otras religiones y culturas, constituyéndose ellos mismos en imprescindibles puentes para la paz.

Como también dijo al recibir las cartas credenciales de los 13 nuevos embajadores ante la Santa Sede, y haciéndose eco de sus primeras palabras como papa, necesitamos trabajar por una paz desarmada y desarmante. La paz no es simplemente ausencia de conflicto, sino un don activo y exigente, construido en el corazón y desde el corazón. Requiere el compromiso de renunciar al orgullo y a la venganza y de resistir a la tentación de utilizar las palabras como armas; una visión que se vuelve más urgente cada día a medida que la tensión geopolítica y la fragmentación de la sociedad continúan tensando los lazos de la familia humana.